Para hablar mentira y comer pescado…

Por Redacción Pregonero

El veredicto del Tribunal ordenándole a Wilton Guerrero pedir disculpas a Hipólito Mejía no le hace ningún favor a la justicia, más bien abona el terreno para que todo aquel que desee difamar lo haga sabiendo que posiblemente todo se quede en eso: en un excúseme, cometí una equivocación.

La difamación es uno de los delitos más dañinos que puedan existir, puesto que aquellos que se divulga son como el agua derramada, una vez vertida no hay forma humana de recogerla toda.

En el caso de expresidente Mejía su bien ganado prestigio evitó que su reputación se viese afectada por las alegres declaraciones del senador, pero nadie tiene derecho a hacer acusaciones graciosas, a difamar y dañar honras y familias solo por deporte.

Se perdió una oportunidad de oro de acabar de una vez y por todas con las campañas sucias en este país.

Para hablar mentira y comer pescado, hay que tener mucho cuidado.

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