De Venus a Euclides

Por Redacción Pregonero

En los últimos días se hizo público la disputa legal por manutención entre un funcionario del Gobierno octogenario, casado y una joven en sus veintenas.

Nuestra ley es clara respecto a la manutención de un menor y la discusión debiera ser alrededor de este tema, que por demás es sumamente común en nuestro país: padres que al separarse de la madre se separan de  los hijos o ejercen una sexualidad irresponsable, haciéndose los chivos locos cuando el resultado es más allá que un simple orgasmo.

Las mujeres dominicanas sienten un orgullo especial al decir: yo mantengo a mi hijo sola, el dinero de pensión azara, jamás me ha dado un peso todo lo pago yo, es motivo de orgullo y tienden a juzgar a aquellas que hacen uso del derecho para obligar a padres irresponsables a cumplir con su rol.

En este caso en específico, llama la atención los ataques virulentos que sufre la madre que siendo aparentemente una madre responsable por 4 años al cuidado de un niño con condiciones especiales, sin embargo, en vez de levantar la simpatía o conmiseración natural en estos casos: es juzgada, vejada e insultada por casi todo el que toca el tema. Mientras que el padre irresponsable sólo despierta la burla por haber sido «chapeado».

¿Por qué un pleito de manutención se ha convertido en un paredón? ¿Por qué se juzga la madre que cumple en vez del padre que no lo hace?

Algo anda mal en nuestra sociedad. Ese deseo malsano de juzgar y mirar la paja en el ojo ajeno. Lo que haya pasado en esa relación es una cuestión entre dos adultos, que se supone que fue consensual y no debería de ser labor de nadie más que de sus participantes el juzgar las condiciones en que se dio. Porque para chapear a alguien, se necesita que ese alguien esté dispuesto a dar, alguien que entienda que su sola persona no es un aliciente suficiente para lograr la atracción sobre la otra persona. Así que no hay engaño, pero es un gusto que se dan aquellos que pueden, por frío, sucio, comercial y poco ético que suene, sucede desde que el mundo es mundo y lo más importante no es ilegal.

Pero el tema definitivamente no debiera ser la relación o la calidad moral de la madre, sino que una persona que puede  no mantenga a su vástago por voluntad propia, es lo que debería de llamar la atención, que un funcionario público que debiera ser ejemplo para la sociedad deba ser obligado por un tribunal y que además el deplorable comportamiento sea aplaudido por mujeres y hombres. Muestra cómo vamos en sociedad.

Seamos más humanos y menos jueces, que la vida da muchas vueltas y nunca se sabe dónde aterricemos.

Por Abril Peña


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