Todo niño, joven y adulto que gusta de la lectura conoce del libro “quien se llevo mi queso” best saller publicado en 1998 por Spencer Johnson, una obra estilo parábola con paralelismo de la vida diaria que documenta personajes ilustrados presentados de manera simple pero con la creatividad necesaria.
La obra inicia presentando las estrellas del relato: los ratones “Fisgón” y “Escurridizo” y los liliputienses “Hem” y “Haw” con sus búsquedas de queso en un laberinto. Tanto los ratones (roedores) sin capacidad de raciocinio como los Liliputienses (seres muy pequeños) pero con capacidad de discernimiento parecido a los humanos, asistían al mismo lugar en busca de queso.
Un día, como por arte de magia, las reservas de queso se acabaron. Fisgón y Escurridizo como animales al fin siguieron su camino en busca de su meta pues entendieron que todo en la vida tiene su final, se pusieron sus botas para correr y marcaron un nuevo horizonte en busca del preciado alimento, mientras tanto los seres inteligentes Hem y Haw se quedaron a lamentar y cuestionar las razones por la cual ya no había queso en ese lugar.
Los humanos por naturaleza nos acomodamos, ya sea en el ámbito político, económico o social; mostrando cierta resistencia a los cambios que ocurren en el mundo. Los dominicanos por composición social tenemos problemas sistémicos como reza el Profesor Juan Bosch en su obra, y nos resistimos al cambio.
Los yacimientos se agotan, las ideas cambian de color y los hombres mueren, por lo cual mantener ideas o posiciones absolutas en política es cosa del pasado, posiciones de guerra fría culminadas con caída del muro de Berlín.
La sociedad de hoy requiere ciudadanos capaces de adaptarse, relanzarse y reinventarse cuantas veces sea necesario en pro de los mejores intereses de la nación, solo de esta manera podemos favorecer las mayorías e impactar colectivos sociales sin importar las crisis que sobre vengan por nuestra capacidad de adaptación, todo lo contrario cuando desechamos el cambio y tomamos la bandera del radicalismo, el cual nunca ha sido vía de solución y provecho para ningún problema social en el mundo, todo lo contrario, quienes perduran en esta ideología desfasada son los primeros que luego dicen “Ay, Quien se ha llevado mi Queso!”.
Por Félix Lajara
Artículo publicado por Vanguardia del Pueblo.