Quién hace la ley, hace la trampa

Por Abril Peña

Una de las cosas que explica la geopolítica entre líneas al menos , es  cómo los intereses pueden hacer que  cosas totalmente ilegales pasen por legales, si con eso se sirve a laso potencias o poder en cuestión.

Odebretch fue desde un principio un caso clásico de intereses geopolíticos, que corrió por el continente con el único fin de sacar del camino competidores  económicos y políticos, en su momento sirvió a  la causa, pero cada vez el poder encuentra trabas y la línea entre el clavo y el martillo se desdibuja.

Eso no quiere decir que no existiese corrupción, si no que aunque suene triste, no hay nación poderosa en el mundo cuyas empresas no crezcan de esa forma y de hecho  las hay peores, solo hay que ver quienes son los dueños de las empresas, que reconstruyen un país luego de una de guerra, de donde son las empresas que controlan luego la recursos del país perdedor o quien provee el armamento o hasta los manejos comunicacionales del conflicto en cuestión.

Odebretch nació podrido, fue mal manejado allá, el lowfare y el populismo judicial se impusieron, le vendieron sieños a las masas siempre sedientas de justicia e impotentes ante los desamanes de ciertos grupos y el resultado es el que ya sabemos, algo que muchos habían advertido, sólo para que esas voces fueses  acusadas de recibir prebendas.

Esa es la explicación aunque nadie lo vaya admitir, entender eso, es saber que no todos estamos viviendo bajo las mismas reglas, por decirlo de alguna forma y desde un punto de vista jurídico  hay que entender que los delitos de cuello blanco son de los más difíciles de probar, sobre todo con super estructuras como estas que entienden profundamente cómo funciona la ley, porque despides de todo el que hacer la ley hace la trampa, amén de la falta de interés real en buscar justicia, ya que el ruido interesa más y hace tanto o más daño.

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