Por Juan Carlos Guillén, abogado
Para ningún dominicano es ajeno el nombre de la multinacional brasileña ODEBRECHT, empresa que primero conocimos por desarrollar un trabajo de calidad que nunca fue cuestionado, pero que luego se vió eclipsado por aquel escándalo de corrupción en múltiples países, lo que provocó un daño profundo a su imágen.
Sin embargo, la empresa se levantó, realizó un proceso de gestión positiva de su imágen, la cuál conllevó un cambio de nombre a Novodor, registrada en el país como OECI, la cuál desde ya presenta un portafolio de obras y más de tres años de experiencia, presentado, además, como valores la transparencia y la ética.
En esta nueva etapa, la vemos en República Dominicana junto a las constructoras Monarau, Asesoria y Administración, la firma de Arquitectos Roberto Rijo, con su empresa Structa; todas aliadas para construir un complejo hotelero tipo resort y apartamentos en más de 180 mil metros, en las playas de Las Terrenas Samaná, llamado Wikki Beach, con una inversión por encima de los 90 millones de dólares.
Sabemos que el turismo es para República Dominicana un sector estratégico, con mucho seguimiento del gobierno y el sector privado, lo que quizás también sirva para que está empresa mantenga una línea de trabajo transparente y honesta con sus socios internos y con todos los ciudadanos que han tratado de pasar la página con ella.
Felicitamos a esas compañías dominicanas que se han asociado con ellos, esperemos que en esta ocasión ODEBRECHT trabaje con ética, integridad y transparencia, que no haya ningún ruido que trastorne esa inversión y sobretodo que no perjudique a ninguna de esas compañías que han depositado en ella su voto de confianza para hacer de ese proyecto una realidad.