Me duele SDO; una historia paralela: Gómez – Martí, Marco – Elías

Por pregoadmin

Por Marco Antonio Baldera

La época sexta del Diario de Campaña de Máximo Gómez, que va desde el 11 de Septiembre de 1892, hasta el 25 de Marzo de 1895, período en que se preparaba la guerra de independencia, ideas que Martí tomó del documento oficial del Partido Revolucionario Cubano denominado Manifiesto de Montecristi, nos trae un interesante relato entre dos prohombres de nuestras tierras: el General Máximo Gómez, y el más grande pensador político hispanoamericano José Martí.

Narrando sus días, indica Gómez:

«Llega aquí, a la Reforma, el señor José Martí, Delegado del Partido Revolucionario Cubano, que viene a conferenciar conmigo sobre asuntos de la misma Revolución que se organiza.

Le he ofrecido mi concurso, en todo y para todo lo que se me considere útil, prometiendo servir a esa Revolución, con el mismo desprendimiento, desinterés personal y lealtad con la que la serví en el 68.

Este mismo señor José Martí, hombre inteligente y perseverante, defensor de la libertad se su patria, fue uno de los que con mayor entusiasmo se puso a mi lado, cuando en el 86 estuve al frente del movimiento que tratábamos de iniciar. Pero Martí, se disgustó; parece por no estar de acuerdo con los métodos que nosotros empleabamos, y me dió la espalda.

Su retirada, contribuyó bastante a acelerar el fracaso que al fin sufrimos, pues la desconfianza pública fué entonces más patente, quedándose al fin solos y desamparados, los hombres de armas que pensábamos llevar la Revolución a Cuba; fué, desde luego, inevitable el fracaso.

Muchos cubanos prominentes de nuestro Partido, con aparente razón, temían que ahora, guardando yo algún resentimiento de Martí, por su conducta pasada, negase a la Revolución que él trata de resucitar, mi apoyo moral y todos mis servicios.

No debe ser así, pues Martí viene a nombre de Cuba, anda predicando los dolores de la Patria, enseña sus cadenas, pide dinero para comprar armas; y solicita compañeros que le ayuden a libertar, y como no hay un motivo, uno solo, ¿por qué dudar de la honradez política de Martí? Yo, sin tener que hacer el menor esfuerzo, sin tener que ahogar en mi corazón el menor sentimiento de queja contra Martí, me he sentido decididamente inclinado a ponerme a su lado y acompañarlo en la empresa que acomete». fiel al original.

Salvando las oceánicas y abismales distancias que separan los personajes, he sentido lo mismo, con y por Elías Báez, que sintió Gómez con y por Martí. Salvemos Santo Domingo Oeste.


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