La entrega de cajas navideñas es algo que provoca aversión, repulsión y rechazo en mucha de la clase media.
La misma ve en ello la prolongación de la pobreza y una burla a las necesidades de los más necesitados. Esa misma clase media que se asquea de la largas filas, pareciera desconectada de las realidades de aquellos más pobres.
Si algo hay que criticar es la forma en que se distribuyen, el entregar comida no es algo típico solo de países tercermundistas en países desarrollados se entregan, cajas, bonos, alimentos crudos y cocidos, en iglesias, refugios y parques, las mismas entregadas por el Estado, en muchos casos por personas que hacen algo más que quejarse de la situación.
La pobreza no es algo exclusivo de países bananeros como les gusta referirse a algunos a esta República, es común en países desarrollados ver largas filas alrededor de refugios donde vive gente sin hogar y en total indigencia cosa que afortunadamente en nuestro país no lo es tanto.
Pobres y necesidad hay en todas partes y un Gobierno por sí solo no es responsable, son décadas y décadas de gobiernos buenos, malos, mediocres y de todo tipo, y una ciudadanía que sólo se acuerda de los más pobres cuando desde su sillón, viendo TV, tomando café o revisando las noticias desde su celular de última generación, pero esto, luego salen al supermercado y gastan al menos un sueldo mínimo.
Aquellos que menos pueden y hasta el presupuesto de comida para un mes en una sola cena Navideña, pero critican que los que no pueden darse ese lujo reciban con que hacerlo. Con esto no aplaudimos que algunos quieran hacer liderazgo con la pobreza de la gente, podemos exigir que se sigan construyendo forma de sacar gente de la pobreza, que cuando sea necesario la entrega de cajas se escoja un método que permita garantizar la dignidad de las personas, que no se haga política con las necesidades de los que menos pueden.
Pero aprendamos a ver el vaso medio lleno, aprendamos que el mundo es más que nuestras creencias, costumbres y valores, dejemos la doble moral de criticar cuando hacemos poco o nada para reducir las necesidades de los demás.
El Estado dominicano entregó un millón de cajas, los políticos de todos los colores suponemos que algo parecido. Y QUE BIEN, más de un millón de dominicanos pudieron darse el lujo de tener una cena digna en una fecha en la que todos quisiéramos darle a nuestros hijos e hijas, una cena para recordar. Mañana será otro día y podremos recomenzar nuestro rosario de quejas desde nuestros cómodos asientos, pero hoy CELEBREMOS. Las cajas navideñas del Gobierno llegaron. Pasó Iris Guaba esta materia.