Los presidentes que han gobernado la República Dominicana, nunca han puesto en marcha un verdadero plan real de Estado para combatir la pobreza, sus cifras, son tan solos estadísticas en memorias institucionales.
Cada cuatro años, los gobernantes muestran como preseas sus logros en sacar a tantos dominicanos de la pobreza, sin embargo, las lluvias dejan al desnudo sus mentiras. Y eso, ha sido una práctica de nuestros gobernantes desde nuestra fundación como República en 1844.
Su lucha para radicar la pobreza, está tan solo en los discursos, no ha existido una voluntad comprometida, ni del que está como el del que llega, todos, sin excepción, han reprobado la materia.
República Dominicana ha tenido la mala suerte de tener gobernantes populistas y que han temido en tomar decisiones drásticas para implementar programas eficientes para erradicar la pobreza. Ha sido un engaño que cada quien viene con su librito a gobernar y no han creado un programa de Estado, que él que llegue, lo continúe.
El paso de la Tormenta Laura, justamente viene a desnudar la gestión presidencial pasada, pero si ponemos nuestras miradas en las gestiones municipales, los resultados no son diferentes. Los barrios de la capital, por poner tan solo un ejemplo, viven en la extrema pobreza y las lluvias lo demuestran.
El nuevo gobierno que se instaló en el Palacio Nacional recientemente, durante el proceso de campaña se vendió como el cambio. Un cambio sería, la planificación de un programa para erradicar la pobreza, trabajar hombro a hombro con los alcaldes del país, sin banderías políticas y, realizar un censo para determinar, cuántos somos y cuántos pobres hay.
Luego, implementar un programa a largo plazo y crear una comisión permanente entre representantes de instituciones públicas, privadas, iglesia y sociedad civil, para darle seguimiento a que se cumpla a cabalidad lo planificado. Solo así, los dominicanos tendrán mejor suerte cuando las tormentas visitan.