En época de coronavirus, se hace necesario reconocer y felicitar a los héroes anónimos, los que arriesgan su vida y la de los suyos para proveernos seguridad, salud y alimentación.
A los cientos de médicos y enfermeras que continúan atendiendo enfermos, a los policías y militares que patrullan día y noche obligándonos a cumplir con lo que debería ser un deber ciudadano, al personal de los comedores económicos, plan social, Minerd, etc, que alimentan a aquellos que menos pueden y finalmente, pero no menos importantes, a los trabajadores de las empresas, bancos y servicios que no han podido guarecerse en la seguridad de sus hogares como el resto de la ciudadanía y que gracias a su sacrificio nuestras vidas siguen rodando con relativa tranquilidad.
No recibirán una medalla por hacer su trabajo, no recibirán una bonificación o sueldo extra y aún recibiendolo no hay dinero que pague el riesgo que están corriendo ellos y los suyos cada vez que ponen un pie fuera de sus hogares, así que lo único que podemos decirles es ñ: GRACIAS, gracias por su sacrificio, su entrega, su responsabilidad, por vencer sus miedos y estar ahí cuando más se le está necesitando.
