Editorial

En Belén con los pastores

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Este es un país que no ha desaparecido porque Dios o la deidad en la que usted crea nos ve con ojos de piedad, y no queremos sonar alarmistas, la presencia de extranjeros indocumentados ilegales es visible y palpable, un Ministro de Salud dice que las dominicanas tienen que irse al sector privado a dar a luz, porque las camas están ocupadas por las vecinas, que además paren gratis y salen más costosas para el erario público, porque llegan descompuestas y sin estudios o seguimiento previo, y ni hablar del tema de las escuelas, usted entra a una red social y es una campaña constante en contra de RD, poblaciones completas donde apenas hay dominicanos, usted va a una provincia turística y el personal de los hoteles es de origen haitiano, y hasta el arte que se vende en el entorno, distorsionando la percepción de la dominicanidad y de nuestra cultura a los turistas, pero además distorsionando los sueldos en distintos rubros y desplazando la mano de obra local y aquí hay que decir que no son los únicos, el complejo de Guacanagarix dominicano es de antología.

Pero en los últimos días han pasado varias cosas que deberían llamar la atención y preocupación, pero como nunca estamos en lo que tenemos que estar, todo lo achacamos a “conspiraciones” a pesar de que el problema está a ojos vistas y el terror de hacer cumplir nuestras leyes para evitar que nos tilden aún más de xenófobos, logrará que no pongamos candado hasta que nos roben y cuando viene a ver ni así, posiblemente cuando queramos ponerlo sea demasiado tarde.

Primero Barbecue el delincuente haitiano que encabeza parte de las bandas de criminales de ese país, se destapa con la perla que el, una persona declarada terrorista por el Estado dominicano podría vivir en RD, luego a Migración la reciben (nueva vez) a palos y pedradas en la Herradura de Santiago y pasa sin pena ni gloria, se detuvieron 2 cargamentos de armas con destino a Haití y nadie dice nada, nadie se escandaliza por el irrespeto, el trasiego y la invasión pacífica que se ve en los asentamientos que pululan por doquier y que desplazan a la población nativa, por el camino que vamos y sin ser exagerados habrá que ceder territorio, como pasó en la época de Trujillo y de eso no hace tanto.

Los haitianos no son el principal problema de RD, de hecho con voluntad política y bien manejado y como el 2do socio comercial de RD podrían ser una oportunidad, pero el desorden lo ha vuelto uno con la posibilidad de ser el mayor en el corto plazo, por la falta de voluntad política y por el grupito que se beneficia del trasiego de almas de un pueblo que se merece mejor suerte, de seguir así, terminaremos como algunos países de Europa que están islamizados por privar en más democráticos que todo mundo y eso no está tan lejos, cuando autoridades necesitan las Fuerzas Armadas para intervenir una comunidad en nuestro propio territorio porque los habitantes del mismo se consideran la ley.

Sigamos en Belén con los pastores.


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