El sacrificio personal y familiar de Duarte es incalculable

Por pregoadmin

Ayer fue el día de Juan Pablo Duarte, las publicaciones en redes sociales fueron mínimas, más tendencia creó la visita de Margarita Cedeño a San Antonio de Guerra y las renuncias del Partido Revolucionario Dominicano.

Cuando se habla del tema haitiano, todo el mundo salta como resorte, pero en lo que realmente importa, poco hacemos más que quejarnos en medios y redes sociales.

El sacrificio personal y familiar de Duarte es incalculable, fruto del amor a una incipiente nación que nunca le respetó y le valoró más allá que darle un título, que se respeta muy poco.

Amor a la patria es más que alucinar ante la presencia masiva de parturientas haitianas en nuestros hospitales, esquinas y escuelas, amor a la patria es sacrificio, es amar nuestra lengua, nuestra tierra, nuestra moneda,  nuestra comida, cultura, costumbres, es transmitir todo eso a nuestros hijos y que se sientan orgullosos.

Sin embargo, pasa el día y como todo lo demás, pasa sin pena ni gloria.  El sacrificio de Duarte y de todos los que junto a él, se inmolaron para que nos llamásemos dominicanos fue en vano, o al menos lo parece, ante nuestro amor por lo foráneo y la transculturización que crece a pasos agigantados cada día.

¡Pobre Duarte!

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