Por Fausto Montes de Oca
El Partido Revolucionario Moderno (PRM) se enfrenta a una encrucijada que podría transformarse en un verdadero Vietnam político. Desde el anuncio de su segunda victoria electoral, en el que se manifestó que no propiciaría una reforma constitucional para presentarse nuevamente a un tercer mandato presidencial, el presidente Luis Abinader ha demarcado un camino hacia el 2028 que ha abierto la caja de Pandora de las ambiciones presidenciales dentro de su propio partido.
En un contexto donde cada funcionario que maneja una nómina pública se siente legitimado para presentar su candidatura presidencial, se ha desencadenado una guerra interna que amenaza con desestabilizar al gobierno.
En lugar de concentrarse en las necesidades del país, cada aspirante parece más preocupado por su propia carrera política, lo que ha llevado a un deterioro en áreas esenciales de la administración pública. La gobernanza ha pasado a un segundo plano, y las aspiraciones presidenciales se han convertido en la prioridad.
Lo curioso de esta situación es que, a diferencia de épocas anteriores, donde las candidaturas presidenciales surgían de figuras de alto rango, como ministros o senadores de renombre, ahora hasta funcionarios de quinta categoría se ven con derecho a soñar con la presidencia. Este fenómeno indica una pérdida alarmante de cohesión dentro del PRM, donde el sentido del tiempo y de la fila parece haberse esfumado. Todos se creen merecedores de un lugar en la contienda, y como resultado, las cancelaciones de aquellos que no se alinean con las aspiraciones del titular de la institución están a la orden del día.
A este cóctel explosivo se suma una reforma constitucional que ya enfrenta resistencia en el Congreso y una reforma fiscal que, según los economistas más reconocidos, se asemejará a una intervención del gobierno en los bolsillos de los dominicanos. En este entorno, las condiciones están dadas para que el PRM se convierta en el epicentro de un Vietnam político, donde cada decisión se convierte en una batalla más en un conflicto interno.
Es crucial que la sensatez prevalezca dentro del PRM y entre sus principales dirigentes. La República Dominicana no puede soportar tantas contradicciones en un solo escenario político. Si el PRM no logra encontrar un equilibrio entre las aspiraciones individuales y el bienestar colectivo, el futuro del PRM, y por ende del país, podría verse comprometido. En el horizonte se percibe un PRM empatado como los Estados Unidos en Vietnam.