Desharrapado o desarrapado

Por pregoadmin

Por Onofre Salvador Fulcar


Se utilizan los dos términos con similar significado, referidos a las personas que usan harapos y se mantienen en notable estado de suciedad. Se asimila de alguna manera, no siempre aplicado como verdad, a la pobreza, situanda desde una visión despectiva, muy abominable para algunos que viven con altos niveles de comodidad y modales educativos cuestionables.

No son pocos, en este contexto u orden de las relaciones productivas y humanas, donde se asimila de alguna forma, la tenencia de riqueza como un valor que hace a un individuo mejor que otro, incluido el hecho de verle en grado de superioridad en el plano de las correctas formas de actuar.

Las sociedades, evidentemente manipuladas desde los sectores de poder, replican con frecuencia, aspectos que en nada le favorecen, más bien se convierten en obstáculos que limitan su empuje hacia la consecución de objetivos que la sitúen en parámetros de justicia y desarrollo.

La diferencia es muy marcada, sobre todo en la forma de tratar a los que delinquen: el crimen o delito de un rico, se estigmatiza muy diferente al que comete un pobre, sin importar que el de menos recursos, sea por un estado de necesidad y el que lleva a cabo el potentado de la buena fortuna, sea por apetencia de engrosar mucho más su enorme bolsa.

Se tiene la costumbre, al menos en esta sociedad, el descalificar a los que alcanzan posiciones en la política luchando a brazos partidos desde abajo, los desarrapados como le llaman algunos, mientras se bendice a los que lo hacen desde posiciones privilegiadas, negadas por antonomasia a los sin fortunas.

Creo que me puse algo bruto, pero entendí, desde mi limitado alcance cognoscitivo, que la transparencia, honestidad y demás sanos valores, necesarios en la política partidaria y otras actividades de la vida, se inclinan a la correcta formación de los individuos, obviando lo mucho o pocos recursos materiales que se disponga.

Aquí hago juicio de valor, al entender que los comportamientos humanos, dependerán de una multiplicidad de factores, estudiados, demostrados y esgrimidos por la ciencia, mismos que están a disposición de quienes deseen ver a la persona desde una posición menos simplista, mucho más alejada de las imágenes engañosas, esparcidas en cualquier clase o estrato social.

Desde tiempos antiguos, se pensaba que existía un hombre superior, analizado generalmente desde los patrones de inteligencia y posiciones en la pirámide social, lo que lo diferenciaba del resto de los mortales. Estos puntos de vistas, se quedaron en discusiones y supuestos, según la clase a la que se pertenecía.

La actualidad, nos presenta un panorama, donde algunos siguen inmersos en rendir pleitesía a aquellos que ostentan riquezas, dando una absurda connotación de que son más puros por el hecho de llegar con las alforjas llenas a las posiciones de poder, dejando ver entre líneas, que la pobreza y la transparencia siempre son dadas al divorcio.


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