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A un mes del Jet Set: la herida abierta de un país que no sabe prever ni reparar

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A un mes de la tragedia del Jet Set, la República Dominicana sigue de duelo. No solo por las 233 vidas perdidas —muchas de ellas jóvenes, profesionales, artistas, padres, madres— sino por el estremecedor espejo que esta catástrofe ha puesto frente a todos nosotros: el de una sociedad que no sabe prever… y mucho menos reparar.

La magnitud del colapso no fue solo estructural. Fue moral, institucional, jurídica y humana. Y mientras los escombros físicos se removieron en cuestión de días, los escombros del alma colectiva siguen intactos. Ahí están los más de 130 niños huérfanos, las viudas y viudos, las familias que perdieron a su único sostén económico. Ahí están los gremios profesionales alertando sobre el vacío que dejan médicos, músicos, ingenieros, deportistas y funcionarios que hoy ya no están. Y ahí están también las cuentas de banco vacías, las pólizas vencidas, los compromisos sin respuesta, los seguros que se extinguen junto a la vida del titular.

Peor aún, está el silencio frío de la justicia. Esa que debería consolar, reparar, sancionar… pero que en la práctica se ha mostrado lejana, mecánica, casi anestesiada. Porque aunque las investigaciones sigan su curso, la amarga realidad jurídica es que el país no está preparado para tragedias de esta escala. No hay protocolos eficaces, ni legislación adecuada, ni instancias especializadas capaces de asumir con rapidez y sensibilidad las múltiples dimensiones de un desastre de esta magnitud.

¿Qué se le dice a una madre que perdió a su esposo y a su hijo en un mismo colapso? ¿Qué reparación es posible para una niña que no entiende por qué su papá no regresó a casa? ¿Qué justicia se puede hacer cuando las instituciones actúan como si la tragedia ya hubiera pasado, mientras las familias apenas empiezan a vivirla?

Nos duele, sí. Pero también nos avergüenza. Porque esta herida no fue solo el resultado de una mala construcción o de un exceso de personas en una fiesta. Fue el reflejo más nítido de un país que no invierte en prevención, que no fiscaliza con rigor, que no legisla con visión, y que no acompaña con humanidad.

A un mes del Jet Set, lo mínimo que merecen los muertos es que los vivos aprendamos algo. Que no repitamos. Que no olvidemos. Que no dejemos sola a la gente… otra vez.

@abrilpenaabreu


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