¿Y ahora qué?

Por pregoadmin

Por Priyanka Rodríguez


Ha pasado el mes de octubre, declarado como el mes de la sensibilización con respecto al tema del cáncer de mama. Un mes que transcurre sin penas, pero con muchas glorias, debido al desborde de actividades que se realizan, conmemorando además el día mundial de la lucha contra esta enfermedad el 19 de octubre.

No le resto importancia a dichas actividades. Todos de alguna forma nos vemos muy solidarios vestidosde rosa o con un pin de lazo rosado que demuestre nuestra sensibilidad y apoyo a tantos hombres y mujeres que todos los días pierden la batalla, no solo en nuestro país, sino alrededor el mundo.

, porque aunque no haya sido declarado una emergencia sanitaria, el cáncer de mama es una enfermedad catastrófica que ha aumentado considerablemente en los últimos años y sus diagnósticos, la mayor parte de ellos, tardío (Según los datos arrojados por el Ministerio de Salud en 2019, el 35% de los tumores malignos diagnosticados son cáncer de mama y el 70% de las pacientes detectadas con esta enfermedad empiezan a recibir tratamiento cuando ya la enfermedad está muy avanzada) también ha traído consigo alza en los fallecimientos por dicha causa.

Según informe 2019 de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, República Dominicana, ocupa el tercer lugar de los países de América Latina, con los índices más altos de mortalidad como consecuencia del padecimiento de cáncer de mama.

Estas estadísticas son alarmantes, pero probablemente solo lo sean para los pacientes, esos que usualmente no saben cómo costearan sus tratamientos, los cuales son altamente costosos y para aquellos que de una u otra forma, vivimos esta realidad muy de cerca.

Y es que octubre parece una niña sacada de un cuento de hadas. Las instituciones llenan de luces rosa sus paredes, los bajantes cuelgan de las clínicas y hospitales, también de los edificios de las ARS, esas que dejan morir a muchos de sus afiliados porque sus planes de seguros “no tienen cobertura” para un sinfín de medicamentos y/o procedimientos, que podrían salvar la vida de una madre, padre, hijo, hermano, etc.

Las campañas son necesarias, claro que lo son, pero no un mes al año, porque el cáncer no solo aparece en octubre. Las campañas de prevención deben ser todo el año, porque todos los días niñas, hombres y mujeres son diagnosticados en nuestro país.

También estas campañas deben ir dirigidas a los padres, para que entiendan que el cáncer de mama no solo es cuestión de adultos. Cada día se están diagnosticando más adolescentes y el rango de edad disminuye considerablemente.

Según informaciones obtenidas a través de la Oficina de Libre Acceso a la Información del Seguro Nacional de Salud (SENASA), la edad mínima de una afiliada en solicitar tratamiento para este tipo de cáncer en los últimos cinco años, fue una adolescente de tan solo doce (12) años, en 2017.  Grave. En los años 2018, 2019 y 2020, fue de veinticinco años.

Pero hablemos de los altos costos, y de cómo un paciente promedio o de bajo recursos, puede cubrir un frasco de 21 pastillas de quimioterapia por el alarmante precio de medio millón de pesos. Si, medio millón de pesos. Verifiquemos el caso de un paciente que demande dos frascos, por un valor de un millón de pesos y vamos al otro extremo, un paciente que requiera 6 frascos, por la suma de seis millones pesos. Todo esto sin los internamientos, suplementos, estudios, y la larga lista que se suma ante esta enfermedad. ¿Cómo lo cubren? Bien, conversando con pacientes, sobrevivientes, pude percatarme de algo muy importante: “ninguno tiene como opción el departamento de alto costo del Ministerio de Salud Pública”. ¿Por qué?

Algunos pacientes cuentan con el milagro –si se puede llamar de esta forma- de tener solvencia económica para costear el proceso. Otros reciben ayuda de sus familiares, amigos y allegados. Otros tantos, deben realizar actividades para recaudar fondos y muchos otros deben acercarse a medios u otras instituciones en busca de que algún buen samaritano, les extienda su colaboración.

En cuanto al departamento de alto costo del Ministerio de Salud Pública, algunos explican que es una “odisea”. Si no tienes un funcionario que realice la llamada correspondiente, es posible que no puedas conseguir el tratamiento. De la misma forma, el proceso de solicitud puede ser agotador y el tiempo de respuesta totalmente divorciado de la rapidez con la que se necesita llevar a cabo el tratamiento.

Otros pacientes, fallecen mientras esperan.

En fin, ha pasado el mes de octubre. ¿Y ahora qué? ¿Nos olvidamos de los miles de pacientes con cáncer de mama que tenemos? ¿Esperamos el próximo octubre para continuar las campañas de prevención y educación?

No esperemos a que nos toque a nosotros, a los familiares que más amamos. No esperemos a que se desvanezca la vida de un dominicano por la falta de un procedimiento o un medicamento. Es necesario que el presupuesto para enfermedades catastróficas sea aumentado por las ARS, como también que las mismas realicen la cobertura de prótesis mamarias para aquellas mujeres que han sido sometidas a mastectomías.

Debemos agilizar la respuesta a los pacientes que esperan. Sin lugar a dudas, necesitamos personas en las que prevalezca la humanidad por encima del cargo que ocupan, en aquellos departamentos estatales que con una respuesta a tiempo, con un medicamento o gestión, pueden salvar vidas.


Aurora es Psicòloga. Intervenciòn en Crisis – Sistema de Comunicaciòn Alternativo. Charlista. Presidente Fundación RD Inclusiva

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