Por Rafael Zapata
El Pregonero, SANTO DOMINGO. – Como si fuese una escena sacada de una novela es el drama real que actualmente vive Antonia Santana, una anciana de 88 años y que desde hace 15 padece de discapacidad visual.
Y es que doña Antonia compartía una humilde casita, alquilada, con su única hija, la cual desde el mes de junio se marchó y la dejó abandonada a su suerte, en el sector Agua Loca, Santo Domingo Este.
Desde entonces, la señora ha vivido gracias a su vecina Silin, quien como una especie de ángel celestial le ha provisto de los alimentos que ha podido, no así de los medicamentos que por su condición de salud debe tomarse.
Ante ese panorama sombrío, Santana hizo un llamado a las autoridades competentes, el Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (Conape), así como al Consejo Nacional de la Persona con Discapacidad (Conadis), para que vayan en su auxilio lo antes posible.
¿Por qué se fue su hija?
Tras ser cuestionada sobre las razones de la partida de su hija, Santana no titubeó en señalar que se había marchado “por el hambre que estábamos pasando”.
“Me dijo que no se iba a morir por mí, que nos íbamos a morir las dos juntas, que ninguna iba a poder valer la otra, pero cuando se fue no me dijo que se iba”, narró la señora, sumergida en un molestoso calor que hace en el rancho debido a que la propietaria le cortó la electricidad porque no está pagando la casita.
En ese sentido, narró que la dueña de la casita le advirtió que en los próximos días debe de mudarse, de lo contrario la echará.
“Sí, ella me dice que si no le desocupó va a buscar una persona que me ayude a sacar lo que yo tengo aquí y me tire para fuera, para ella cerrar”, expresó Antonia, quien según sus palabras paga RD$1,600 por concepto de alquiler.
La opinión de la vecina
De su lado, Silin narró que se enteró que la anciana había quedado sola a los tres días de que su hija partiera.
“Cuando pasaron los días, a los tres días digo, pero no veo la hija, y mi le acerqué a la doña, y ella me dijo que estaba sola, que su hija se había ido y que tenía tres días que no comía”, narró Silin, quien desde entonces la ha asumido como si fuera su madre.
Silin también clama por un oportuno auxilio para doña Antonia, ya que ella también cuida un hermano suyo que está enfermo y sus propias condiciones de salud no son las mejores.
Para cualquier ayuda que puedan brindarle a la señora Antonia pueden contactar los números telefónicos 829-877 6641 y 829-788 8334, de la vecina Silin, así como 849-266-8814, de Claudia Pérez, también vecina.