Un viaje de mil km empieza con un paso

Por pregoadmin

Marcel Fonfrias


“Implementando un modelo de intervención urbana que pretenda elevar la calidad de vida de los habitantes de una zona específica. Para ello, hay que concentrar esfuerzos en un solo territorio, con el ánimo de focalizar los esfuerzos y lograr un resultado que se refleje en el desarrollo y transformación integral de las comunidades. Especialmente para abordar las zonas de la ciudad más deprimidas y marginadas donde el Estado suele tener una alta deuda social, y para ser utilizado como modelo de intervención replicable”.
-BID-

El siempre hecho de iniciar a leer este artículo, es un indicador que es usted poseedor de un afecto especial por esta ciudad. Ya sea porque ha conocido la calidez de su gente o la diversidad de sus ambientes. En contrapartida también puede haber sido usted atraído por parte del título “Desarrollo sostenido”.

Eso indicaría que es usted una persona pensante, que se inclina a optar por implementar un modelo económico que sea amigable con el medio ambiente. Con la finalidad de conformar una sociedad que proporcione una buena calidad de vida a su gente. Y eso es exactamente lo que estamos impulsando en Santo Domingo.
Organizaciones de la sociedad civil organizadas en ONG ‘S hemos traído a colación la importancia de equilibrar la demanda de suelo para vivienda, servicios, espacios públicos, industrias, comercios, áreas verdes y otros componentes urbanos, en un contexto que propicie un gran crecimiento urbano.

En paralelo cortésmente proponemos a las actuales autoridades implementen políticas e instrumentos que permitan.

Rehabilitar sectores urbanos deteriorados y habilitar el suelo para vivienda en sectores populares, motorizar mecanismos tributarios (impuestos prediales progresivos para lotes vacantes, incentivos tributarios, contribuciones especiales de mejoras, valorización), mecanismos normativos (cambios en la legislación de uso del suelo, aplicación de la noción de “Uso social de la propiedad, aumento del coeficiente de aprovechamiento con pago de contrapartida), mecanismos de gestión (acciones entre el poder público y el sector privado, promoción de emprendimientos especiales).

Más de 400 mil viven en asentamientos precarios en el DN.
Esta situación genera grandes contrastes en la calidad de vida en las ciudades: áreas desarrolladas y bien equipadas conviven con zonas de extrema pobreza que carecen de servicios sociales e infraestructura y en condiciones habitacionales y ambientales degradadas.

La disminución de la informalidad urbana requiere una estrategia para el mejoramiento de los barrios, que aumenten la accesibilidad y provean la infraestructura urbana mínima (saneamiento básico, drenaje y otros), servicios claves (salud y educación) y vivienda social.

La rápida expansión de las ciudades ha superado la capacidad de los gobiernos locales de proveer servicios e infraestructura según los estándares definidos por los planes urbanos, razón por la cual grandes áreas residenciales desarrolladas por el sector informal enfrentan carencias importantes. Como resultado, el paisaje urbano se caracteriza por la presencia de asentamientos populares habilitados, construidos y desarrollados por ciudadanos no capacitados para la construcción.

¿Cómo lograr una ciudad más homogénea, equitativa e inclusiva?
Ofrecer a los residentes de los barrios de menos recursos como: Cristo Rey, La Zurza, Capotillo, Gualey, etc.. Acceso a la misma infraestructura y servicios públicos disponibles en otras áreas de la ciudad. Para lograrlo, es necesario integrar los barrios populares precarios a las redes de servicios de la ciudad, mediante inversiones focalizadas territorialmente destinadas a construir o terminar la infraestructura básica y a atender sus necesidades específicas mediante el equipamiento social.


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