“Un País en 5to de Primaria”

Por pregoadmin

Por Lic. Manuel Cruz (M.Sc.)


He manifestado en inconmensurables ocasiones que el dominicano es un ser humano tan sui géneris, que parece que nació de una mezcla de cromosomas producidos artificialmente en los laboratorios de Wuhan. En efecto, no creo que haya en el mundo otro ser con tanta capacidad de creatividad. Por eso, estoy convencido de que el dominicano es capaz de hacerle rolos a la cabeza de un puente, de dibujar una paloma y ponerle pico para que coma, de poner los deseos a preñar y dar frutos como la cigüeña; es más, el dominicano cuando se trata de buscar sus intereses es capaz de infectar él al propio coronavirus.        

Creatividad sin Preparación.  

Al margen de la excepcionalidad de ciudadanos brillantes dignos de admiración e idolatría de sus ideas como existen en toda parte del mundo, el grueso de los dominicanos nunca ha leído la conclusión de un libro por estar convencidos que sus sueños están íntimamente ligados al ejercicio de un gobierno X. Además, se aferran a la prefectura del día a día bajo la lógica de la seguridad de un arroz con huevo. Esa patología prematura y congénita propia del Creutzfeldt-Jakob; es la que no lo deja entender que sus metas tienen una responsabilidad personal y que el estandarte de ellas deben ser la preparación y la continua reflexión.

Asimismo, la carencia profusa de capacidad de abstracción, el conformismo, el superyó, los síndromes coloniales, las quejas perpetuas sin acción ni propuestas, la indisciplina, la occidentalización de su pensamiento y formación, la proclividad al desprecio de consejos bajo una premisa repipi. Y, la hiperbólica capacidad para convertirse en áulico y palatino nominalque; en la mayoría de los casos, le convierten en ciudadanos irreflexivos y ajenos al contexto de las discusiones. Por tal razón, es que cada vez que enterramos a un dominicano capacitado; ese mismo día nacen 100 pelafustanes convencidos que Omega y Silvio Rodríguez son dos artistas iguales.    

Taínos del Siglo XXI.  

Esa distopía descrita precedentemente, es la que preconfigura el ADN de un ser humano que produce conferencias empíricas y coloquiales en los colmados, la radio, televisión, los barrios y por doquier de todo aquello que nunca ha estudiado ni profundizado a través de la lectura. En virtud de ello, hoy tenemos en el país legiones de precolombinos “salvo honrosas excepciones” dispensando furgones enteros de ñeca concentrada a través de las redes sociales. Con el agravante, que según ellos están ejerciendo el sagrado derecho fundamental de la libertad de expresión. Empero, en realidad solo confunden las yeguas con los caballos.

En ese sentido, fruto de todas esas nimiedades propias de la real oclocracia polibiana que vivimos en el país fue que el poeta español Pablo Hasél sentenció, que los subnormales creen que la política sobra en el Rap, pero la vida es política y lo que sobra son sus retrasos mentales”. Increíblemente, el dominicano se conforma con decir ¡estamos hartos! Pedro o Juan son corruptos, “E pa’ fuera que van«, “llegó papá” etc. Y, en consecuencia, viven convertidos en boticarios dando recetas económicas, políticas y deontológicas sobre lo más conveniente para el país. Pero, para ellos mismos donde deben iniciar los verdaderos cambios no encuentran la receta educativa.                                

Desde Arriba hasta Abajo.  

Al leer este artículo, cualquiera pudiera interiorizar que esa escasez de cognoscitivismo es exclusiva de las clases sociales más vulnerables en el país. Sin embargo, nuestro patrimonio político está lleno de pseudo-líderes a los cuales les resulta más difícil conceptualizar que sacarse el gordo del Powerball en EE.UU. Dentro de ese contexto, yo había presagiado que la peor desgracia que pudo haberle pasado al país fue que tuviéramos que ver viviendo en franca simbiosis los embates del COVID-19 con el desarrollo de las elecciones; toda vez que, la cháchara política, el tibiri conceptual, los egos y los protagonismos esotéricos agravarían las afecciones.

Desde esa perspectiva, ante la falta del establecimiento obligatorio del debate electoral de propuestas como establece el Art. 21 numeral 1.3.2.3 de la ley 1-12 que creó la Estrategia Nacional de Desarrollo; estamosviendo una campaña electoral cargada de tanta posverdad, fake news, astroturfing, calumnias, bazofias, difamaciones y asquerosidades que deberíamos entregar a fin de año un Napolitan Victory Awards al mejor slogan de campaña, que sería. “No dejen que las verdades arruinen las elecciones”. Por ello, aunque a muchos no les guste aun en pleno siglo XXI nosotros seguimos en 5to de primaria.      


Autor es Geopolitólogo, Abogado, Catedrático & Comunicador


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