“El tabique que separa la sana autoconfianza de la insana arrogancia es realmente fino”, Haruki Murakami y en el caso de Abel Martínez aspirante presidencial del Partido de la Liberación Dominicana parece que el tabique no solo se rompió, si no que él ayudó a derrumbarlo con una mandataría.
En todos los partidos Francisco Javier García es una figura admirada, respetada y era considerado un jefe de campaña de lujo, uno que el partido de gobierno incluso trataba con delicadeza, puesto que Javier García comete pocos o ningún error, al parecer el problema era precisamente ese, aunque nunca lo admitan, por lo bajo siempre se había murmurado sobre la personalidad de Abel Martínez y el hecho de que verdad se cree la película, le falta humildad, paciencia y al parecer no ha entendido el rol que está jugando en este momento, más que ganar su papel es empatar y servir de muro de contención ante los embates del oficialismo y de su otrora líder Leonel Fernández, él debe de lograr que el PLD no termine como el PRSC o el PRD, esa debía y debe ser su primera meta, si en el camino le gana al oficialismo perfecto, pero hay que admitir que está difícil, sobre todo porque nada parece indicar que este ganando espacios en la población y con la renuncia como jefe de campaña de uno de sus mejores activos, la primera meta se ve aún más lejos.
Tiempos difíciles para el PLD aunque los verdes, posiblemente estarán de fiesta, aunque no deberían, porque si Abel y su equipo están en esta tesitura, posiblemente no estén muy abiertos a una alianza, así sea parcial y una oposición dividida solo beneficia al oficialismo e incluso al mismo Leonel, en resumen a todos, menos al PLD.
