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¿Somos Dominicanos?

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En los últimos tiempos, el tema de la inmigración haitiana y ahora la venezolana, parece copar los titulares nacionales, una gran cantidad de dominicanos que conocen la historia de nuestra Independencia y al ver calles copadas de nacionales haitianos, sienten que estamos siendo invadidos otra vez, por la vecina nación y un grupo increpa furiosos al Poder Ejecutivo y a las autoridades militares, por qué no hacen nada o muy poco para evitarlo y entienden que estamos perdiendo nuestras raíces y que pronto perderemos la nación en manos de una población cada vez más grande de ilegales que hacen vida en nuestro país.

¿Qué es la nacionalidad? ¿Qué es lo que nos hace dominicanos? ¿Qué distingue un nacional de una nación de otra? ¿Es la cédula? ¿El color de la piel? La identidad de una persona es mucho más que una cédula, vemos hijos de dominicanos que tal vez nunca han pisado República Dominicana, y hablan el “cibaeño” como si hubiesen nacido en el más remoto campo de Santiago, lo mismo pasa con los hijos de haitianos que naciendo aquí, hablan creole y mantienen sus costumbres. ¿Pero estamos los dominicanos cuidando nuestra cultura?

Cuando buscaba colegio para mi hija fue una sorpresa enterarme que en los colegios bilingües se cantaba el himno del país cuyo idioma se enseña, en mi caso el de USA, pero me chocó tanto que investigué y pasa lo mismo con el Liceo Francés por ejemplo, ni siquiera sé si eso el legal, pero algo pasa en una nación cuando los niños son enseñados desde la más tierna edad a respetar otra bandera antes que la suya.

La mayoría de los niños de clase media y alta y ya hasta de la baja de este país celebran: Halloween, easter egg, 4 de Julio, Thanksgiving, Santa Claus etc., pero rara vez se disfrazan de independentista el día de la Independencia. ¿Celebran el día de la Constitución o el nacimiento de los Padres de la Patria? ¿Celebran el día de San Andrés? ¿No saben que es el día del niño Jesús, ni el ratoncito Miguel? Y el día de Reyes, a no ser que otro familiar les regale algo pasa desapercibido. Poco a poco la transculturización y el wannabe nos traga y nos deja sin historia.

La música y el arte, base fundamental, es otra de las cosas que ha ido desapareciendo para dar paso a música y bailes de otros lares, encontrar un merengue en el dial dominicano es muela de gallo, la mayoría de los jovencitos apenas sabe bailar un merengue, tal vez la bachata sea el único ritmo que aún mantiene raíces. Que diferencia con países como México, donde su música y artistas son primero y es uno de los mercados más difícil de conquistar precisamente por el respeto a sus raíces.

La comida ni se diga, el fast food se ha ido acumulando en las cinturas de todos y todas, por suerte algunos chef han ido retomando algo de nuestras raíces porque ya se estaba volviendo costumbre ir a una cena navideña a comer Pavo con gravy, ensalada con manzana, puré de batata con mashmellows y otras delicias americanas.

El punto no es odiar lo extranjero, sino que miremos hacia dentro y veamos que identidad estamos construyendo en nuestros hijos, que antes de estar viendo el peligro a perdernos como nación en el vecino país, chequeemos si ya nos perdimos en el momento que permitimos que en nuestras escuelas suene el himno nacional de otra nación.

Por Abril Peña


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