Por José Armando Toribio
Santiago de los Caballeros es, sin lugar a dudas, una ciudad clave para la República Dominicana. Su ausencia provocaría profundas repercusiones en los ámbitos económico, social y de desarrollo regional, afectando de manera directa la estabilidad y el equilibrio del país.
Desde el punto de vista económico, Santiago constituye un motor fundamental del desarrollo nacional. Es un importante polo industrial, comercial y de servicios, especialmente para la región del Cibao. Sin esta ciudad, se produciría una significativa caída del Producto Interno Bruto regional, una reducción considerable del empleo y un debilitamiento del dinamismo económico de gran parte del país.
En el plano poblacional y social, la República Dominicana perdería su segunda ciudad más poblada y uno de sus principales centros culturales. Esta situación provocaría una redistribución forzada de la población, generando una mayor presión sobre Santo Domingo y otras ciudades, además de un empobrecimiento del tejido social y cultural nacional.
En cuanto a infraestructura y desarrollo, la desaparición de Santiago implicaría la pérdida de un nodo estratégico de edificaciones, tecnología, instituciones y liderazgo social. Esto impactaría negativamente la calidad de vida, el acceso a servicios esenciales y el progreso sostenido de la región norte.
Desde la perspectiva de la logística y la conectividad, Santiago cumple un rol esencial como eje articulador entre el Cibao y el resto del país. Su ausencia dificultará el transporte, la distribución de bienes y la comunicación territorial, afectando tanto al comercio interno como a la movilidad nacional.
Finalmente, desde el punto de vista geográfico y ambiental, aunque Santiago enfrenta retos asociados a su ubicación en un valle de suelos arcillosos y su vulnerabilidad a inundaciones, también posee tierras altamente fértiles que sostienen importantes actividades agrícolas. La pérdida de este equilibrio natural representaría un retroceso significativo para la producción y la seguridad alimentaria.
En conclusión, la ausencia de Santiago sería un golpe severo para la República Dominicana. Desestabilizaral la economía, alteraría la cohesión social y afectaría la infraestructura nacional, obligando al Estado a una profunda reestructuración para intentar compensar el rol estratégico que esta ciudad desempeña en el desarrollo del país.








