El audio que se filtró ayer donde supuestamente se escucha al dueño de Propagas quien con amenazas exige prácticamente que oculte datos a los dueños de Polyplas a cambio de seguir enfrentando juntos los embates que de seguro le vienen a raíz del siniestro y así proteger su marca madre, da pena y vergüenza ajena.
Del empresariado siempre se han dicho muchas cosas, muchos clichés y leyendas urbanas, este señor cumple con todas ellas, prepotencia, altanería, soberbia y una soberana falta de educación es lo que muestra, además de enseñar al refajo al recalcar que el que va a perder dinero es él.
¿Qué es eso ante las víctimas mortales de las tragedias, ante el centenar de heridos, ante las secuelas psicológicas que tendran todos los involucrados? ¿Y el dinero qué están perdiendo las familias y los negocios aledaños?
Propagas y Transgas continúan produciendo dinero ya que sus instalaciones no fueron afectadas, Polyplas, los heridos y los microempresarios de la zona, no. Pero a él le faltó el tiempo para dar la cara, que mal o bien a dado Polyplas, le faltó el tiempo para revisar la nota de prensa que días después del siniestro presentarían, le ha faltado tiempo para acompañar a las víctimas, pero le ha sobrado para tener el poco tino de amenazar a otro empresario y cliente suyo.
No cabe duda, que cuando está en juego el bolsillo y se está sometido a presión, la caretas se caen, y se muestran los verdaderos rostros. ¡Que vergüenza!