Olvidemos las encuestas y concentrémonos en el voto

Por pregoadmin

Por Gilberto Luna Ulloa


Los números publicados por firmas encuestadoras como GallupHoy, Greenberg-Diario Libre, MarkPenn/Stagwell, entre otras, han provocado un verdadero avispero, en todos los sectores de la vida política nacional. Los resultados han repercutido como una inyección de euforia, y atracción, para la mayor parte de la oposición. En cambio, dentro del sector oficialista, las cifras difundidas han sido como catéteres que drenan las últimas esperanzas, de continuar aferrados al poder. 

Pero… ¿En qué benefician verdaderamente estas encuestas a la población? En nada. Frente a un proceso electoral donde los candidatos deberían estar esbozando sus propuestas frente a la crisis sanitaria y económica de dimensiones mundiales, a consecuencia de la pandemia causada por el COVID-19, dichos instrumentos de medición de simpatía electoral, solo sirven para influir en la percepción de la ciudadanía; pero no aportan nada a la falta de contenido, y carácter propositivo, del cual adolece el espectro electoral dominicano.

De estas encuetas solo se benefician los partidos políticos mayoritarios y las élites económicas del país. En el caso particular del PRM, porque permite seguir fortaleciendo la idea de que las elecciones ya están decididas, y cualquier resultado distinto no tendría explicación a no ser que se correspondiera con un fraude electoral. Y en cuanto alPLD, aunque los números le son adversos y hasta desmoralizantes, al menos le da la oportunidad para reflexionar y evaluar las causas que han provocado una pérdida significativa de popularidad en el electorado. Entre otras cosas, por los yerros de coordinación lingüística de su candidato, así como también por su inseguridad de someterse al cuestionamiento de la prensa nacional y de la sociedad en sentido general

En lo que se refiere a las élites y grupos económicos quenos gobiernan, el beneficio se desprende de la posibilidad de influir en el electorado, guiando a la población a tomar decisiones basadas en la inconsciencia de la colectividad. Es como si pensaran… que la tarea de elegir a nuestros representantes es solo una mera formalidad para asegurar su estatu quo, no así un ejercicio libérrimo de la voluntadpopular. ¿O acaso somos lo suficientemente ingenuos para pensar que, es casualidad que estos grupos sean los dueños de los principales medios de comunicación nacional. Mismos medios que tienen alianzas estratégicas con las grandes firmas encuestadoras?

Pero olvidemos las encuestas y concentrémonos en el voto.  Afortunadamente, la ciudadanía es, cada vez, más crítica, madura y exigente, fruto del empoderamiento tecnológico y la globalización. Los ciudadanos han empezado a entender, el valor que tiene el derecho al voto,al punto de que han sabido reclamarlo heroicamente, cuando el mismo les ha sido vulnerado. El mejor ejemplo, fueron las multitudinarias manifestaciones, que tuvieron lugar en La Plaza de la Bandera, por medio de las cuales, la sociedad reclamó a la Junta Central Electoral y al Gobierno, que garantizara su derecho constitucional al voto; al tiempo que también se solicitó una investigación que diera explicaciones convincentes, sobre  las causas del tollo electoral que se produjo, cuando de manera inaudita, se suspendieron las elecciones municipales a principios de este año 2020.

No obstante, a veces pienso que, estamos perdiendo la cultura de legitimar el poder político por medio del voto, sobre todo por la arrogancia que exhiben algunos grupos,que han olvidado que el poder se conquista y se gana en las urnas, no se hereda ni se arrebata. No en vano, ya hemos escuchado a algunos desaprensivos, planteando la posibilidad de prorrogar, nuevamente, el proceso eleccionario, por el peligro de contagio y el incremento exponencial de casos positivos de covid-19. Esto es una verdadera abominación, pues una nueva suspensión de las elecciones, podría generar un vacío de poder y una crisis constitucional sin precedentes, en nuestra historia reciente. Es decir, el peligro de una deriva institucional y democrática pudiera ser peor, que una crisis sanitaria.

Entonces, no cabe dudas, de que las votaciones de carácter popular y democrático, son el instrumento más idóneo para legitimar racionalmente, a las autoridades que tendrán la obligación y responsabilidad de llevar a la República Dominicana, a un puerto seguro, donde impere el bienestar social e institucional. No olvidemos que, en una democracia efectiva, el ejercicio del voto es uno de los activos más preciados, que tenemos los ciudadanos. Es la expresión de nuestra voluntad; un arma tan poderosa, que puede redireccionar el destino de una sociedad. Es el único día en que el poder es detentado por los gobernados, no por los gobernantes. Por eso, los políticos chatarrashacen hasta malabares para comprarnos e influenciarnos, a través del clientelismo. Estos políticos se pasan cuatro años sin atender el clamor popular; pero a la hora de la verdad… comienzan a rogar. 

De manera, que el próximo cinco de julio tenemos que salir a votar. No puede haber espacio para la duda o elamedrentamiento, porque ese día nos estaremos jugando el futuro de la institucionalidad y de la democracia dominicana. A pesar de las adversidades sanitarias, con el debido protocolo, tenemos que acudir a las urnas. No podemos quedarnos en casa. Tenemos que asumir la responsabilidad de seguir construyendo el país que merecemos, no el que nos quieren imponer.


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