Por: Pedro Rene Almonte Mejia
Las diferencias políticas e ideológicas de los grupos que conviven en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), han estado presente desde su creación, y los tiempos actuales no son una excepción. Todavía hoy siguen las luchas internas, pero con el agravante de que la ideología ya llora por su ausencia y un grupo busca asaltar la casa de la democracia, con un fin económico y para servir de comodín al propósito de alguien externo.
En tal sentido, ese alguien externo que busca a la desesperada cambiar el desenlace de la próxima convención de delegados del PRD. No sabe que hacer por la falta de confianza en los actores a utilizar. Por lo tanto, los que están detrás del asalto a la democracia se han encontrado con varias piedras en el camino; algunas de estas piedras son: el liderazgo solido de Miguel Vargas y el equipo de hombres y mujeres que lo acompañan; la falta de credibilidad y confianza que tienen los peones que se disponen a ser utilizados en la misión imposible, puesto que son personas non sanctas que por sus frutos son conocidos, son personajillos que por donde han caminado solo han dejado calamidad y estupro de lo que han tenido en las manos. Esta condición de los “perros hueveros” es ya conocida por los llamados a votar el próximo domingo. Entonces, los que se disponen a financiar el despropósito, se están preguntado ¿aquien le damos el billete? El dinero es público, no es nuestro, pero los lacayos nos van a “tumbar” y lo único que vamos a lograr es perder el tiempo y engordar dinosaurios que han vivido su vida de lo mismo… del cuento.
Todo indica que la voz de la mayoría será escuchada el próximo domingo, y que los delegados hábiles para votar expresaran su desprecio por aquellos lacayos que algún día tuvieron el poder de manejar nominas públicas y que, en lugar de ayudar a los compañeros, en el mejor de los casos les exigían “un peaje” para tener un empleo.
La confianza en los peones de ocasión es escasa, no confían los que buscan financiar el despropósito y tampoco confían los pocos que pudieran estar pensando comercializar su decisión.
Señores del gobierno, sabemos bien quienes de ustedes están detrás del asunto. Desde esta tribuna les exhortamos a que abandonen su mala intención y permitan que la historia siga su curso normal, por el bien de la democracia y la gobernabilidad de nuestro país que ustedes han tenido a mal administrar los últimos tres años.
¡No pasaran, vergüenza contra dinero es la consigna!