Por Yari Tapia
En este momento en que la humanidad enfrenta el Coronavirus o Covid-19, la pandemia que ha causado la muerte de más de 44.000 personas en el mundo, en República Dominicana ha quedado demostrado cuales son los verdaderos héroes ante esta batalla que parece no tener fin, los médicos y los militares.
Cada día es notable la gran labor que están realizando tanto los galenos como los policías y guardias, que han tenido que poner sus vidas en peligro para poder cuidar a ciudadanos que muchas veces no valoran el sacrificio que hacen estas personas por ellos.
Vistiendo con guantes, mascarillas de una calidad que deja mucho que desear y un traje que aunque debería ser desechado, muchas veces tienen que lavarlos y secar al sol, así trabajan los médicos y enfermeros de muchos hospitales del país, poniendo en riesgo su salud y la de los suyos para poder brindar ese servicio que tanto les apasiona.
Estos trabajan jornadas extendidas de 24 horas, donde atienden docenas de casos a diario, exponiéndose entre tantos contagiados y con el temor de llegar a sus casas y llevar con ellos ese virus letal que podría atacar a sus familias.
Kit monos lavados para reutilizar
Tal es el caso del personal que labora en el Hospital Docente Dr. Francisco E. Moscoso Puello, quienes denunciaron la mañana del miércoles que el centro médico no les suministra los insumos suficientes, tales como el kit mono, guantes desechables, gorros y zapatos quirúrgicos, entre otro materiales que son vitales para bridar el servicio a los pacientes y protegerse a sí mismos.
Del mismo modo, dijeron que el personal de avanzada, mayordomía y enfermería están siendo obligados a reutilizar el kit mono, el cual en sus instrucciones explica ese traje es de uso único.
Dicha denuncia se sustenta en un vídeo donde se puede observar como las enfermeras han tenido que lavar los trajes que les han sido suministrados para realizar su labor, porque el hospital solo les ha facilitado una unidad, siendo estas prendas para utilizar una sola vez.
Sin embargo, el centro médico se defendió y aseguró este jueves que diariamente se entrega a todo el personal de salud, incluyendo a las enfermeras, las indumentarias requeridas para el área en que laboran, testimonio este que deja la duda entre la denuncia y la aclaración debido a las fílmicas que ha circulado a través de las redes sociales.
Lo mismo pasa con los agentes policiales y militares quienes tienen que salir de sus casas, dejando a sus familiares con la preocupación de que pueden volver contagiados, sacrificando su tranquilidad y la de los suyos para poder hacer que un grupo de inconscientes cumpla con el toque de queda impuesto por el Poder Ejecutivo como forma de evitar la propagación del coronavirus en República Dominicana.
Cada tarde y noche deben ir detrás de «unos cuantos» que sin importar las consecuencias se desplazan por las calles, desafiando las órdenes y poniendo bajo amenaza la salud de todo el que tenga contacto con ellos, porque como ya se ha dicho, el coronavirus puede estar incluso en el aire.
Se ha vuelto muy común en estos días ver circular en medios digitales y redes sociales escenas de enfrentamiento entre agentes de la Policía Nacional y ciudadanos que se rehúsan a cumplir con el mandato presidencial.
Las figuras publicas no son la excepción, la semana pasada agentes del orden sorprendieron el cantante de música urbana Johan Manuel Nova, conocido como El Sujeto violando el toque de queda, el cual se negó a ser detenido por los policías, incluso terminó agrediendoles verbalmente.
Asimismo, el audiovisual más reciente muestra una mujer, quien dice estar embarazada, discutir con un agente de la Policía tras resistirse a ser arrestada por violar el toque de queda, demostrando la falta de respeto que se les tiene a estos agentes del orden que dedican su vida para salvaguardar la sociedad.
Queda demostrado que el juramento hipocrático (compromiso médico) y el juramento policial son las dos alas del ángel que protege la sociedad dominicana, sin importar las circunstancias y sin esperar recompensas más allá de la satisfacción del deber cumplido.