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Mario Minaya: «Los depredadores aprovechan la vulnerabilidad y destruyen la autoestima»

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Por Nena Rodriguez

El Pregonero, Santo Domingo. — El psicólogo Mario Minaya, advirtió que cuando la mujer, al sentirse «invisible» o con baja autoestima, busca validación externa y puede volverse susceptible a la manipulación de personas que detectan estas, es decir, un “depredador”.

“La mujer invisible, falta de atención, tiene una tendencia como a entrar en una autoestima baja que ella quisiera asegurarse que no es así, como el invisible le está diciendo que la validen, en ese haber aparecen depredadores que detectan las necesidades y entran en una dinámica, porque el depredador generalmente aprovecha al más débil, al más viejo o al que está más lejos de la manada”, expresó Mario Minaya.

El especialista Mario Minaya sostuvo que el depredador crea una atmósfera de dependencia emocional, haciéndole sentir a la mujer que él es la solución a sus problemas. A lo largo del proceso, genera culpa y la convence de que sus acciones no son culpa suya, sino parte de un «destino» inevitable.

“Tiene una tendencia como a entrar en una autoestima baja que ella quisiera asegurarse que no es así, como el invisible le está diciendo que la validen. Entonces, en ese haber aparecen depredadores que detectan las necesidades y entran en una dinámica porque el depredador generalmente aprovecha al más débil, al más viejo o al que está más lejos de la manada. Y hay mujeres que a veces coinciden con las tres cosas”, recalcó Minaya.

Según Minaya, el depredador, que es persona manipuladora, se aprovecha de la vulnerabilidad de la mujer, presentándose inicialmente como un «defensor» o alguien que la ayudará, pero en realidad busca beneficiarse de ella, “entonces son más pasibles de que ese depredador le venda un sueño; inclusive hay depredadores que se enmascaran como defensores del vínculo. Comienza a hablar con esa mujer; la mujer tiene crisis, que quiere a su hombre, le dice: ‘Jamás desbarates tu matrimonio’”.

Asimismo, agregó que ya llega un punto en que el depredador va ganando confianza y control sobre la mujer, logrando que ella caiga en su trampa, a menudo sintiéndose culpable.

“Generalmente, la mujer lo aborda, lo acosa y él le dice: ‘Te pedí que no devorara tu matrimonio, por favor, ni conmigo’”.


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