Maduro contra las Fuerzas Armadas

Por pregoadmin

Por Tarek Yorde


Lo diremos en términos militares: las Fuerzas Armadas Nacionales están atrapadas en fuego amigo. Más bien habría que decir que están siendo atacadas por dos frentes y ninguno de los dos es un enemigo externo. En ningún otro momento de la vida republicana había sido tan evidente que eso que llaman Fuerzas Armadas Nacionales no es más que otro derroche de dinero público. Tenemos una defensa que no defiende, unas armas que sólo sirven para generar comisiones a los militares que las compran y una conciencia patriótica anestesiada por chantajes y negocios.

La razón que justificó la existencia misma de las Fuerzas Armadas ha sido defraudada. La República dio a sus “Hombres en Armas” el deber de defenderla. El Alto Mando la vendió, entregándola a la ocupación cubana, el paramilitarismo de las FAES, los Colectivos y el saqueo de las riquezas mineras protegidas por “pranes” y guerrilleros colombianos. 

Las FAN hasta ahora han demostrado que no van a defender, ni defenderán, a la República Civil. Tampoco serán garantes de la Constitución. Se entregaron al chavismo, sus cubanos y los rusos por comisiones, negocios y viajecitos a las islas del Caribe. Tampoco han dicho “esta boca es mía” con el caso de Guyana o la entrega de las minas del estado Bolívar y las fronteras a los guerrilleros colombianos que hoy son “contratistas” de empresas ligadas al arco minero. Todos y cada uno de los oficiales de las FAN deberían estar viendo sus uniformes y pensar si realmente son dignos de llevarlos. Cuando regrese la electricidad, hagan esa reflexión.

Chávez inició la colonización de las FAN, convirtiéndola en un club de amigos cebados con contratos públicos y designaciones en competencias civiles. Desde el infame Plan Bolívar 2000 hasta la venta de pollos custodiada por componentes de la Guardia Nacional Bolivariana. Pero Maduro les regaló el país. Y con la creación de la famosa CAMINPEG selló con broche de oro el monopolio militar sobre las riquezas de esta tierra. Allí está el patriotismo de Padrino y compañía: contratos de gas, petróleo, oro, mantenimiento de instalaciones petroleras, aparte, claro está, del control del mercado negro del gasoil, coltán, diamantes, cemento, cabillas y alimentos. Un negocio redondo y legal. Porque técnicamente no están quebrando la Ley.

Y entonces, Maduro viene y les arruina la fiesta. Porque antes comían chocolate a oscuras, bajo la fachada democrática. Ahora las torpezas de quienes usurpan Miraflores han hecho que Estados Unidos, la Unión Europa y prácticamente toda América del Sur tengan la mirada puesta en los militares. Se acabaron las vacaciones en Disney con la familia y los paseos a República Dominicana con las amantes. 

Las FAN están atrapadas. Por un lado las potencias militares de Occidente y Suramérica se movilizan y presionan. Por el otro lado Maduro se entrega a cubanos, rusos, FAES y guerrilleros colombianos para que hagan el trabajo sucio que al final pagarán, en Tribunales Internacionales, los altos mandos militares (recuerden Kosovo, Ruanda, Serbia, ningún político terminó preso, sólo los líderes militares).

El Ejército Venezolano está siendo llevado, por las ambiciones de los 100 que manejan al PSUV, a una guerra desigual, sin fuerza moral que los sustente, con armas defectuosas compradas con sobreprecios y una vanguardia hecha de mercenarios y paramilitares, todos orquestados por “asesores” cubanos y rusos. Y la guindilla: la pelea es contra Estados Unidos, la OTAN (si, esas islitas del norte, son holandesas), el MOSAD y el muy experimentado ejército colombiano. Hagan sus apuestas. Maduro saldrá del poder con sus más cercanos colaboradores. Le esperan embajadas amigas y exilios dorados. ¿Qué harán los militares venezolanos para lavarse la cara y el uniforme cubierto de miserias?


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