Los retos de la pobreza en la gobernanza
Aunque esta semana se conmemoró el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza pasó prácticamente desapercibido, el mismo se conmemora con el objetivo de obligar a una reflexión como sociedad de las personas que viven en las condiciones más extremas.
Alrededor de 700 millones de personas viven con menos de USD 2,15 al día (la línea de pobreza extrema) la misma sigue concentrada en partes de África subsahariana, zonas frágiles y afectadas por conflictos, y áreas rurales.
Latinoamérica cuenta con un 29% de personas bajo la línea de la pobreza y aproximadamente un 11,2% debajo de la línea de pobreza extrema e increíblemente a pesar de nuestras diferencias, todos los países latinoamericanos enfrentamos desafíos similares alrededor de la desigualdad sociales tales como la falta de acceso a la salud, los altos niveles de violencia e inseguridad y los bajos niveles de escolaridad.
En República Dominicana aunque en la última década hemos reducido a la mitad el número de personas en pobreza extrema y un número envidiable a migrado a clase media, Según las cifras oficial, en el país hay alrededor de 3.8 personas viven en pobreza extrema y un 27.7 % vive en condiciones de pobreza general.
Pero no podemos hablar de reducir la pobreza y la desigualdad, sin abordar también los desafíos mundiales interrelacionados, como el crecimiento económico lento, la fragilidad y los conflictos, y el cambio climático.
El cambio climático está obstaculizando la reducción de la pobreza, ya que las vidas y los medios de subsistencia de los pobres son los más expuestos a los riesgos relacionados con el clima, ya que los fenómenos naturales, mucho más agresivos y frecuentes cada año hacen que millones de hogares regresen a la pobreza e impacta directamente a quienes ya están en ella, las temperaturas más altas ya están provocando una caída de la productividad en África y América Latina, y reducirán aún más el crecimiento económico.
Erradicar la pobreza es mucho más que un mejor sueldo, los países no pueden enfrentar adecuadamente este problema sin mejorar también el bienestar de las personas de manera integral, lo que incluye un acceso más equitativo a la salud, la educación, y la infraestructura y los servicios básicos, entre ellos los servicios digitales.
Sin embargo el empleo sigue siendo la forma más segura para reducir la pobreza y la desigualdad. Los responsables de formular políticas deben intensificar sus esfuerzos para hacer crecer las economías de sus países de manera que se creen puestos de trabajo y empleo de alta calidad y se proteja a los más vulnerables.
Sin embargo hay otros aspectos más intangibles que recrudecen la situación de los más pobres y es precisamente El tema central de este año: el maltrato social e institucional para quienes viven en la pobreza. Y no se trata solo de una cuestión de falta de recursos económicos. Es también una condición que involucra factores tales como: las actitudes hostiles, la estigmatización, la discriminación y el juicio constante al que se somete a las personas pobres. Se las juzga por su apariencia, acento o la percepción de su situación. Esto no solo deshumaniza a las personas, sino que las margina perpetuando su exclusión.
Este maltrato se manifiesta en políticas discriminatorias y prácticas que obstaculizan el acceso a derechos fundamentales, tales como la salud, la educación, la vivienda y el reconocimiento legal de la identidad. Al final, estos sistemas, lejos de ayudar reforzan la desigualdad. Además, crean un círculo vicioso de exclusión y vulnerabilidad de las personas más pobres.
Al final, vivir día a día con esta combinación de injusticia y deshumanización tiene efectos devastadores. Afecta en la autoestima, la autonomía y la capacidad de las personas para superar la pobreza. Este maltrato social e institucional priva a los individuos de su dignidad, pero también supone una pérdida incalculable de potencial humano para la sociedad.
Los niveles de pobreza terminan afectándonos a todos y no solo a quienes la sufren de manera directa, mientras más pobres hay en una nación, menos circulante hay, y los sectores productivos se ven afectados, aquellos que pagan impuestos deben de mantener entonces a aquellos que viven en extrema pobreza, lo que hace que los países no puedan dirigir recursos a otras áreas, suben los niveles de inseguridad y un largo etc., de situaciones que afectan directamente a la clase media y alta, aunque a veces se sientan totalmente distanciados de los problemas de los que menos pueden.
Fuentes: Statista, Naciones Unidas, PNUD, Ministerio de Economía.