Los poderes fácticos y el tío Sam han mandado con Lula un mensaje claro al resto del continente, no se permitirá más potencias en el continente.
No se permitirá que se desafíe status Quo, sacar 29 millones de la pobreza y meter a la fuerza a Brasil en las primeras 10 potencias, pagar las cuentas del FMI, alinearse a Rusia y a China es un pecado.
Más allá de sus actuaciones, la historia demuestra que no hizo nada que no hizo en su momento Canadá, por ejemplo con sus empresas mineras; ¿por qué ella sí y Brasil no? .
Mientras un presidente con verdaderas pruebas en su contra continúa al frente de esa nación, y las élites que tan alegremente tumbaron a Dilma no han encendido la hoguera.
Latinoamérica es un patio trasero y el día de ayer nos lo gritaron fuerte y alto.