Este ha sido un proceso electoral que aunque anodino ha tenido una luz que opaca casi cualquier cosa y es el respeto y la altura con que la mayoría de los actores se han comportado, ha habido un esfuerzo consciente de presentar propuestas y no insultos, aún a sabiendas que posiblemente, también haya que educar al electorado de la importancia de concentrarse en ellas, en resumen existe la esperanza de que estamos madurando como sociedad, tanto arriba como abajo.
La Junta Central Electoral debe demostrar que está a la altura del reto, lo sucedido en las municipales en torno a los centros de votación no puede volver a suceder, como tampoco pueden volver a repetirse las arengas por llamarle de alguna manera, al discurso fuera de tono del expresidente Danilo Medina, que se asume que es una forma de levantar la moral a sus tropas, que es algo dicho en el medio de la emoción del momento , pero que puede ser muy peligroso, si alguien toma ese llamado al pie de la letra.
Hay cosas que escapan del control de la JCE, son inevitables, en la sociedad de hoy, aunque esperemos que no sea así para siempre y que la gente madure lo suficiente para que entienda la importancia de su voto, el valor del mismo no es pecuniario vale mucho más, con él se decide el futuro del país, pero su dueño, el votante debe de asumirlo de tal forma,
Mientras tanto, en lo que ese momento llega las autoridades electorales deben de cumplir con su rol, para que todos los actores del sistema se sientan seguros y pasemos el último tramo de esta contienda con la misma tranquilidad y con la Fé de que seguiremos comportándonos a la altura del país que somos más, un ejemplo de estabilidad y democracia en la región.