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La deserción escolar

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Es grave la situación de un país cuando buena parte de sus niños y jóvenes no están recibiendo escolaridad, los números son de espanto: 6% entre 6 y 11 años, 10% entre 12 y 14 años y un desolador 25% entre 15 y 17 años o sea la cuarta parte de los jóvenes dominicanos.

¿Cómo se supone que podrán ganarse la vida dignamente luego ? No valdrán oportunidades de empleo, ni programas de ningún tipo, si real y efectivamente, no contarán con las herramientas que les permitan insertarse en el mundo laboral y ser exitosos.

¿Se sale del subdesarrollo así? La enorme diferencia social que creará esto, dividirá cada vez más la sociedad y con ello vendrá el resentimiento natural de aquellos que verán los demás avanzar mientras ellos languidecen en la pobreza y la falta de oportunidades y esos son los que decidan seguir por el buen camino, otros terminarán convirtiendo en los azotes sociales que hacen la inseguridad ciudadana siga siendo una de las principales preocupaciones de la sociedad Dominicana.

¿A quién culpar? Existen políticas públicas efectivas para reducir la deserción escolar ? ¿Cómo obligar a los padres a ser responsables de la educación de sus hijos ? Durante muchos años la clase media sobre todo habla de :”con mis hijos no te metas” pero cómo evitarlo si clara y efectivamente muchos padres dominicanos no están cumpliendo con su trabajo, aunque se propugna por un Estado cada vez más pequeño pero menos interventor, no es posible cuando los mismos ciudadanos no cumplen con la parte que les toca y aún así exigen resultados, tal vez está llegando la hora de que exista un claro castigo para la irresponsabilidad parental, tal vez pueda ser que las ayudas sociales están supeditadas a su desempeño como padres o a la presencia de sus hijos en las escuelas, en el caso de aquellos que cuenten con esas ayudas, departamentos sociales más presentes en las escuelas públicas que puedan dar seguimiento a los niños y adolescentes que falten, un rol más directo de Conani en la supervisión de aquellos en estado de vulnerabilidad, aunque haya que destinar más presupuesto para todo esto.

Podrían haber más opciones, lo que no se puede seguir es por este derrotero, porque todos y no solos esos niños terminaremos pagando el precio.


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