Las muertes de 3 ciudadanos en un intercambio de disparos en Capotillo debe de llamarnos a reflexión.
Tres ciudadanos que trabajaban honestamente perdieron la vida, en un enfrentamiento entre autoridades y delincuentes que salió muy mal.
¿Qué pasó? ¿Era un operativo planificado? ¿Las balas que cegaron esas vidas provenían de un arma oficial o no? ¿Respondió la Policía correctamente a la situación? Qué pudo hacerse que dejara un resultado distinto?¿ Qué ha pasado para que la población y la delincuencia le pierdan el respeto a la autoridad de tal forma que se sintieran en la libertad de perseguir a estos últimos y atacarlos? ¿Qué impide o que cuerdas se tocarían que el Estado no ha intervenido comunidades como esa y destruido los focos delincuenciales que hasta un niño de 12 años de cada zona sabe donde se encuentran?
Son muchas preguntas sin respuestas y posiblemente nunca las tendrán, pero tres familias lloran a sus difuntos y alguien debe de pagar, si se siguen dejando sin respuestas tarde o temprano alguien saldrá a buscarlas.