Hay que comenzar a someter los padres irresponsables a la cárcel

Por pregoadmin

Otra Emily cayó en manos de su «pareja» en ambos casos mayores que ellas, pero en este último mucho mayor. La respuesta en las redes que es un buen termómetro de como piensa la sociedad es virulenta y curiosamente en contra en muchos de los casos de la víctima.

La chica tenía 16 años, pero aunque era menor vivía según una nota de voz de discoteca en discoteca. ¿Es su culpa? No. Para eso era menor, eran otros los llamados a ponerle límites.  

El asunto es que salir a una discoteca de este país sea de clase alta o baja, es una invitación a un jardín de niños, los cuales con permiso de sus padres o por dejadez de los mismos, comparten en un ambiente que está prohibido por ley, pero lo vemos «normal» .

Prohibir el matrimonio infantil se ha hecho imposible y aunque se hiciese son los padres los que permiten los amores, con la excusa de que lo harán como quiera, o eduque bien a mis hijos se sabrán cuidar, o a mis hijos los gobierno yo, pero hay otro pequeño detalles, relaciones sexuales entre un menor y una persona que le lleve más de 5 años está penado por la ley, así que usted ciudadano que pide tanto que políticos, empresariado y medio mundo cumpla con las leyes, participa de la violación o la seducción de un menor, dando su aprobación.

Con la excusa de que antes se casaban jóvenes, seguimos con costumbres bárbaras que medio planeta se esfuerza en eliminar, pero nosotros que copiamos todo menos lo que debemos, queremos mantener. Con la excusa de que es la cultura, de que es por la pobreza, que es por falta de educación, etc. Régimen de consecuencia es lo que falta y cuando empiecen a detener a los padres de los menores que andan en la calle como chivo sin ley, tal vez y solo tal vez dejaremos de encabezar las vergonzosas listas de menores embarazadas o de femenicidios y empezaran a cumplir con su rol y dejarán de pensar que el Estado es el único responsable de la violencia que impera, que lo es, pero no está en solitario.

Es hora de mirarnos todos los ombligo, recordad que lo que no se aprende de chico de grande es medio difícil.

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