Habitemos la política

Por pregoadmin

Por Erinia Peralta Rodríguez


Sociólogos, intelectuales, los del asiento de atrás del carro público, en el salón de belleza, en las esquinas, la fila del banco, emisoras y canales de tv hablan de lo mismo: el estado actual de los políticos y de la política.

Se debate, concretamente, sobre los partidos y su liderazgo, sobre la forma en la que estos se sustentan, sobre su futuro, sobre el quehacer político y algunos, quizás más avanzados en el arte de pronosticar, indican que estamos viviendo el comienzo del fin del sistema de partidos tal cual lo conocemos. Que todo tiene su hora, que esa hora llegó.

Sin embargo, en estos momentos también se debate en el país un proyecto de ley de partidos, que no es una consecuencia o el resultado del escenario descrito en el párrafo anterior. Este proyecto de ley lleva mucho tiempo siendo objeto de debate y es una asignatura pendiente del país. Y debe, por su importancia y, sobre todo en este momento, ser de interés de todos y motivarnos a profundizar sobre ella.  A debatirla, comprenderla, opinarla, en fin, hacerla nuestra… habitarla.

Y es que esa ley no solo será determinante para definir temas como el financiamiento de los partidos, sino que es clave para garantizar que estos cumplan con normas de democracia interna, lo cual, al mismo tiempo repercute en la calidad de quienes nos van a representar.

Si los partidos cumplen con las normas de democracia interna y si esta contienda tiene ciertos parámetros, ciertos límites, habrá una mayor garantía de que quienes resulten electos allí, tengan una legitima vinculación con las bases de ese partido y, por tanto, puedan conectar mejor con el electorado en general.

Hace unos días, en un debate entre jóvenes políticos, se hablaba del futuro de los partidos políticos y ellos coincidieron en que se requiere dar paso a un relevo en los partidos. Estoy de acuerdo, pero también creo que hay que dar paso a la gente, la gente es el activo fundamental de cualquier organización y sobre todo de un partido político.

Pero “dar paso” no debe ser solo de facilitar la afiliación. Va más allá, los partidos deben entender que la sociedad demanda espacios participativos más abiertos, estructuras menos rígidas. Entender que somos ciudadanos del siglo XXI interactuando con instituciones diseñadas en el siglo XIX por lo que, debemos asimilar los cambios en la conversación sin dejar que esta se interrumpa.

Este es, quizás, el mejor momento para pasar de la agitación a la construcción. Empezar a, como dice Pedro Kunamoto, habitar la política, hacerla nuestra, ponerle nuestro sello y pasión. Ahora, más que nunca, la                   participación con sentido, el involucramiento con propósito debe ser, más que bienvenido.


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