Por Abril Peña.
Si algo hay que celebrar y ver con buenos ojos de la recién pasada convención del PRM, es ver la gran cantidad de jóvenes y caras nuevas que participaron e incluso resultaron electos como las nuevas autoridades del Partido Revolucionario Moderno.
Desde un presidente de 35 años como máxima autoridad del partido, un presidente del DN en sus treintas también, hasta un Vicepresidente de tan sólo 22 añitos, en el PRM se escogio hombres y mujeres mayoritariamente jóvenes, una arriesgada apuesta pero cónsono con un un país donde el 65% de la población tiene 35 años o menos, al fin un partido aparentemente puso los oídos en la boca del pueblo y esta haciendo honor a su nombre modernizandose.
El PRM es un hijo del PRD, un partido que instauró las cuotas de la Juventud y la mujer y cuyos jóvenes en su momento dieron los mejores años de su vida, en pos de la democracia dominicana, así que parece que a pesar de formar tienda aparte continuarán con la tradición.
También es el mayor partido de oposición, así que tendrán sobre sus hombros la pesada carga de servir de contra peso, para garantizar que la democracia siga instaurada en República Dominicana, los partidos políticos fuertes antagónicos son necesarios, porque de no existir, la posibilidad de que un partido o figura cual que sea, se sienta tentado de llevarse del gusto, y use la llamada mano dura es muy alta, y nadie quiere una dictadura, ni siquiera con apoyo popular.
Tengo muchos amigos en esas filas, y me alegra el crecimiento político que hoy ostentan, tanto los que ganaron como los que perdieron con gallardía, sobretodo porque soy testigo de primera línea de la calidad humana y el material del cual estan hechos la mayoría, y del trabajo y esfuerzo de años a pesar de su juventud para llegar hasta donde están.
Enhorabuena y enorgullezcan a toda una generación haciendo una oposición fuerte, llena de propuestas para el crecimiento de la nación Dominicana, ese es el primer paso, para un país unido y demostrar con hechos que la Juventud tambien puede ser sinónimo de cosas bien hechas.