Fusionar RD y Haití; es sinónimo de guerra

Por Redacción

Por Milton Olivo


 

Si el objetivo de las potencias es crear el Caribe las condiciones para  una matanza como la sucedida en Ruanda entre Tutsis y Hutus, el sendero más corto para lograrlo es intentando fusionar Republica Dominicana y Haití.

Por sus orígenes y su historia, ambos pueblos son como el agua y el aceite. El pueblo dominicano, su origen es el mestizaje creado por los antiguos Tainos, que llegaron a la isla en el 6000 AC, los europeos llegados a partir de Cristóbal Colon en 1492, y los negros africanos traídos por estos posteriormente.

Por su parte los haitianos, son los descendientes de los negros traídos por Francia a la isla para ser esclavizados a partir del Tratado de Basilea de 1795. Individuos originarios de diversas tribus de la costa oeste de África, con diferencia de lenguas, costumbres, tradiciones, que lo único que han podido crear en conjunto es un nuevo idioma, y la matanza colectiva de los blancos en su territorio.

Quizás, quien mejor los definió fue su expresidente Raúl Cedras cuando afirmó; “la única forma de poner tres haitianos de acuerdo en algo es matando dos”.

Y tiene sus razones lógicas para su conclusión, debido a ser una sociedad o  territorio, cuya población es un conjunto de tribus todavía -por desgracia atrapada en sus creencias primitiva de vudú y sacrificios sangrientos, que no han conciliado una cosmovisión común que los unifique, salvo deforestar, destruir, e incendiar.

Para lo que ignoran, el territorio hoy haitiano, son los cacicazgos de Marien y Jaragua,   parte del territorio de la antigua civilización Taina, que los españoles, al conquistar la isla, lo tomaron, y que luego a partir de la “guerra de la Convención” con Francia, donde perdieron parte de la integridad territorial de Cataluña y las provincias Vascongadas, negociaron su restitución con Francia, a cambio de entregar a Francia todo el territorio de la española, que luego los dominicanos supieron reconquistar y formar la Republica Dominicana.

En el inconsciente colectivo de ambos pueblos se entiende que  el proyecto de unificación es obra de las potencias de la OTAN, con la complicidad de  importantes sectores de la burguesía interna.

¿Por qué el interés en fusionar la isla? Pues porque los primeros no quieren los haitianos en su territorio y pretenden que se queden atrapado  en la isla, beneficiándose de los logros alcanzados por los dominicanos, y los segundos -ese segmento antinacional de la oligarquía local- entienden que se le duplicaría el mercado para sus productos, al unificarlo y como resultado duplicarán sus beneficios.

Siempre se ha afirmado, que la historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás, que por lo que fue y lo que es, te anuncia lo que será. Y veo que los promotores de la fusión serán la victima de su imprudencia. Parecen olvidar que los haitianos odian los blancos, y que todos los franceses que residían en Haití cuando su revolución independentista en 1801, fueron degollados.

Y la imprudencia se hace doble, cuando se olvida, que, así como los dominicanos son un pueblo noble, alegre, acogedor y amistoso, cuando decide defender su patria, se convierte en un guerrero terrible; lo que queda evidenciado en su historia, quien en los últimos 500 años a derrotado a todos los imperios en su intento de apropiarse de esta isla.

Ya registra la historia la derrota; de los franceses en los tiempos del gran Napoleón con la guerra de la reconquista en 1809, de los ingleses cuando era gobernado por Oliverio Cronwell en 1656, del imperio español en su intento de  imponerse en la isla y salir derrotado en 1865 con el triunfo de la guerra de la Restauración, y los norteamericanos, a pesar de la división y guerra interna con que la historia ha justificado sus intervenciones, (1916 y 1965) posteriormente han tenido que abandonar nuestra isla.

¿Cuál es la solución al problema? Convertir a Haití en un fideicomiso de las Naciones Unidas, pues todavía no tienen capacidad para autogobernarse al ser incapaz de ponerse de acuerdo en nada, ejecutar en ese territorio una profunda reforma agraria, porque su cáncer social es la concentración del la tierra y los recursos en un pequeño grupo, e invertir en educación, reforestación y producción agrícola, para que evolucionen lentamente encontrando alimento en su territorio.

El autor es escritor y preside el Proyecto Quisqueya Potencia.

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