FinCEN Files: ¿Cómo se produjo la filtración de documentos secretos que pone en jaque a los principales bancos del mundo?

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Por Idafe Martín | Clarín


Una filtración a un medio online desató un escándalo que ensucia a los mayores bancos del planeta. Una fuente anónima filtró una gran cantidad de información confidencial al sitio online anglosajón ‘BuzzFeed News’. Los responsables de ese medio, ante la magnitud de lo recibido, decidieron compartirlo con el International Consortium of Investigative Journalists, una organización que ya estuvo detrás del estudio y la publicación de otros escándalos relacionados con paraísos fiscales.

Esta entidad, que se dedica a poner a trabajar juntos a decenas de medios de comunicación en algún asunto concreto, consiguió que más de 400 periodistas de 108 medios de comunicación de 88 países investigaran juntos los documentos que habían llegado a ‘BuzzFeed News’ y que se conocen como ‘FinCEN Files’.

Los documentos que llegaron a BuzzFeed News lo hicieron principalmente después de que se filtraran carpetas enteras de papeles que había utilizado una comisión de investigación del Congreso estadounidense que investigaba las injerencias de los servicios secretos rusos en la campaña presidencial estadounidense de 2016. Pero en la información aparecen desde magnates ucranianos hasta el testaferro de Nicolás Maduro pasando por un banco de Jordania sospechoso de permitir que circule dinero que financia actividades terroristas.

Sus descubrimientos desvelaron cómo decenas de los mayores bancos del planeta permiten que se usen sus estructuras para lavar dinero negro a pesar de que la banca, sobre todo tras la crisis de 2008 y por su importancia vital para la economía de los países, es uno de los sectores más regulados del mundo. Ni regulados ni conscientes de su papel clave en la economía mundial. Los grandes bancos del planeta siguen siendo esenciales para la circulación del dinero relacionado con la criminalidad.

La investigación se basa en el examen de más de 2.000 “informes de actividades sospechosas” (SAR, en sus siglas en inglés), transmitidos por bancos de medio mundo a la autoridad anti-blanqueo estadounidense, la Financial Crimes Enforcement Network o FinCEN en el lenguaje que se usa en el mundo financiero. Esos informes se hacen sobre todo cuando los bancos sospechan que alguna transacción puede estar relacionada con actividades como blanqueo de capitales, financiación del terrorismo o intento de esquivar sanciones o embargos.

Miles de millones

Esos SAR, según los medios que participaron en la investigación, suman casi 2,1 billones de dólares en transacciones sospechosas entre 1999 y 2017, una muestra de que los bancos permiten que por sus cañerías circule dinero sospechoso desde o hacia cuentas bancarias de personas o sociedades cuya identidad no pudieron o no se molestaron en averiguar. Ese dinero podría ser parte de una trama de blanqueo de capitales o, tal vez peor, de financiación de crímenes como terrorismo o tráficos ilegales de armas, personas, drogas u obra de arte.

En el informe aparecen grandes bancos, entre los mayores del mundo: los estadounidenses JP Morgan, Citibank y Bank of New York Mellon, los británicos HSBC y Standard Chartered Bank, el francés Société Générale y el alemán Deutsche Bank. Algunos han sido sancionados con multas millonarias en los últimos años por actividades como ayudar a evitar sanciones o manipular índices financieros clave –que se usan para fijar tasas de préstamos- como el Euribor o el Libor.

HSBC, por ejemplo, reconoció en 2012 que había servido para blanquear casi 900 millones de dólares de carteles de la droga de América Latina. Los directivos y la entidad bancaria en sí escaparon a la persecución penal a cambio de pagar una multa de 1.900 millones de dólares y de prometer que desde entonces lucharían sin denuedo contra el blanqueo de capitales, promesa que este nuevo escándalo muestra que olvidaron.

Lo conocido ahora es la punta muy pequeña de un gigantesco iceberg porque las SAR desveladas representan únicamente el 0,02% de todas las recibidas por la célula anti-blanqueo estadounidense entre 2011 y 2017. Se centran en ciertas personalidades rusas y en bancos que de alguna manera participaron en el escándalo de la injerencia rusa en las presidenciales que dieron la victoria a Donald Trump.

Naciones Unidas calcula que sólo se detecta el 1% de los 2,4 billones de dólares que se blanquean cada año. Y que no cumplen la legislación. Esta les obliga a conocer la identidad física del beneficiario de todas las cuentas a nombre de una empresa. En los casi 2.100 SAR examinados en esta investigación, los bancos ignoraban la identidad de los beneficiarios finales en aproximadamente la mitad de los casos. La investigación asegura que los bancos sólo reaccionan cuando el escándalo se vuelve público por informaciones periodísticas o investigaciones judiciales. A posteriori, cuando el dinero negro ya luce blanquito en la otra esquina del mundo.

PB


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