Por Perla Marte Martínez
Un shock hipovolémico concluyó con la vida de Esmeralda Richiez, una adolescente de 16 años, la cual murió desangrada en su residencia ubicada en Higüey provincia la Altagracia.
Sin embargo, pese a los 10 días de su muerte, todavía se discuten las causas de como pasaron los hechos en la que se vio envuelta esta joven a tal punto de perder la vida. Son varias las teorías y especulaciones que se han realizado sobre este misterioso y estremecedor caso, las cuales no concuerdan con la versión oficial dada por las autoridades del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF).
Señala que la muerte fue causada presuntamente por su profesor de matemáticas y educación física, llamado John Kelly Martínez, de 35 años de edad. Casado con otra docente, con quien procreó tres hijos, este profesor se encontraba aprueba por el periodo de un año en el politécnico donde estudiaba Esmeralda Instituto Agropecuario de Higuey. Por este hecho aún no esclarecido y con muchos cabos sueltos, el maestro deberá cumplir 12 meses de prisión preventiva por violación sexual y asociación de malhechores previsto en los artículos 265,266 y 331 del Código Procesal Penal Dominicano en el Centro de Corrección y Rehabilitación de Anamuya de dicho municipio. Mientras que a su primo Rubiel Morillo.
Martínez, por su complicidad en el hecho el órgano de la justicia le impuso presentación periódica e impedimento de salida del país.
El caso de Esmeralda Richiez hizo que todo un país se consternara y reclame justicia pero sobre todo despertó el saber la realidad de los hechos y las circunstancias que provocaron tan lamentable muerte ya que la ciudadanía analiza los hechos, así como también hacen criticas al sistema judicial por el procedimiento y las medidas aplicadas comenzando por la autopsia preliminar la cual está incompleta, confusa, extraña, hasta peligrosa por el resultado del INACIF porque según los expertos como el Dr. Sarita Valdez Patólogo Forense del Caribe y América Latina ,el proceso forense llevado a cabo a la occisa Esmeralda comenzó mal y esta inconcluso, faltó hacerle los estudios toxicológicos y serológicos correspondientes para llegar a un conclusión verídica. No obstante cabe resaltar que se descartó la hipótesis de que la joven no estaba embarazada porque el útero de la misma no tenía características macroscópicas como lo son el tamaño, dimensión, color, consistencia y ninguno de los ovarios tenía indicio de embarazo.
Pero hay otro punto importante que se debe evaluar, la prisa en enterrar el cuerpo de Esmeralda y violentar el debido proceso forense que llevaba esta investigación, donde en este país hay cuerpos que duran días y hasta semanas. Por tal motivo como padres, ciudadanos y profesionales se debe analizar el contexto familiar en el que se está educando a los hijos, si se están inculcando valores, si existe comunicación familiar y sobre todo si se les está enseñando asumir su responsabilidad por sus acciones.
¿Qué otras opciones tuvo Esmeralda para evitar este funesto destino, tales como el apoyo y la orientación de sus padres que prefirió omitir la verdad de su estado de salud por no hablar con ellos, de los familiares, de personas que consideraba sus amigos, de su escuela donde se suponía que es un segundo hogar en el cual se adquiere el pan de la enseñanza y de su país?
La verdad es, que lo que generó este lamentable hecho aún sigue vivo y latente, con muchas preguntas y pocas respuestas, con sed de justicia pero sobre todo con un mensaje que cada individuo en la sociedad dominicana debe sopesar.