A veces ser un intelectual de valía, no garantiza que se sea un buen administrador o un buen gerente. El Ministerio de Cultura ha tenido mala suerte desde su creación, parecería que ninguno de sus administradores ha dado pie con bola.
Los tropezones de Pedro Vergés han llegado al punto de hacer que la clase artística nacional añore al anterior, desde el fracaso de la Feria del Libro anterior al recién suspendido Festival Internacional de Teatro con la excusa que se utilizarán los recursos consignados para este en el presupuesto nacional en Educación de las escuelas de teatro o creación de nuevas.
¿Por qué no se destinó una partida desde un principio para esos fines? ¿Es legal usar una partida presupuestaria en otra cosa que no sea el destino que el legislador previo? ¿Por qué tomar una decisión por encima de la ley sin contar con el consenso de los sectores involucrados?
Sector que por demás es bastante sufrido, no disfrutan de una ley de cine que les haga más fácil su implementación. Hay incluso un resurgir de la industria pero no gracias al Estado más bien gracias a los sacrificios, tozudez y constancia que ama su trabajo, aún en un país donde la vulgaridad hace olas, hay poco apoyo comercial y pocas salas de teatro lo que hace que sea poco rentable, pero un grupo apostó a la cultura y en honor a los que no desmayaron debe hacerse el Festival.
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