Empieza a cundir el pánico en República Dominicana al conocer las medidas que están tomando otros países para enfrentar el coronavirus, el miedo sobre todo en la clase media empieza a sentirse y ya empiezan a escasear ciertos artículos, como las manitas limpias y la gente abarrota los supermercados comprando artículos no perecederos.
Entrar en cuarentena es algo que de llegar a ser necesario hay que estudiar, no sólo es el tema turismo, hay que tomar en cuenta, sino que el aparato productivo nacional se detendría, y las pequeñas y medianas empresas no podrían sostenerse si durasen varias semanas sin producir, y ni hablar del mercado informal, o el sector construcción que ya está sufriendo, debido a que las importaciones de la materia prima han bajado son contar que en medio de una pandemia, la gente no invierte y todo eso en medio de un año electoral.
Eso sin contar cómo golpearía el bolsillo de los padres de los miles de niños que están en la tanda extendida si se suspendiesen las clases, que se economizan un promedio de seis mil pesos mensuales por niño en desayuno, comida y merienda, y que ninguna familia de clase baja está en condiciones de enfrentar, teniendo en cuenta que la mayoría no gana más de doce mil pesos y esto es solo un ejemplo, no hablemos de los derechos laborales.
¿Entre la quiebra y la pandemia? Si bien es cierto que de la tumba no se sale, no menos cierto es que enfrentar un cierre total es una debacle económica sin precedentes. Para los creyentes sólo queda rezar y para los ateos esperar que allá pegue y aquí no llegue, porque sería una catástrofe sin precedentes en todos los aspectos.