La gente está empezando a cansarse, el Covid-19 no tiene fecha de expiración a la vista y el toque de queda tiene acogotado al sector productivo nacional.
Seguir pidiendo sacrificios es casi imposible con millones de dominicanos en sus casas, ya sin ahorros, sus negocios quebrados y los gastos iguales y sin esperanzas de poder comenzar de nuevo en el corto plazo.
Eso sin contar que el crecimiento de la enfermedad se mantiene y siendo honestos, la mayoría no entiende el por qué, puesto que de día o de noche, la infección es igual y es responsabilidad de cada quien mantener las medidas de distanciamiento.
Podemos entender el miedo del gobierno central de no poder hacer frente a un cúmulo de enfermos que supere las camas que dispone el país, pero, ¿se podrá soportar la explosión social que ya se está cocinando por lo bajo?
Siempre hemos sido uno de los países más felices del mundo a pesar de los problemas, pero esto es porque nuestro tren de vida y si se quiere de gozar la vida, hace que el trance sea más leve, ahora sin embargo, tienen más problemas, están enfermos, quebrados, con miedo y sin esperanzas y, la olla no tiene por donde botar la presión. Se nota en las múltiples explosiones que vemos en los ciudadanos cada vez más irascibles, violentos y hartos.
Deben empezar a pensar en como ir normalizando los horarios respetando el resto de las medidas, porque las pedradas y botellas con las que reciben a la policía en los barrios son un síntoma de lo que se está cocinando a lo interno de las familias dominicanas. Sería correcto que el gobierno revise las medidas de horario de toque de queda.