El Partido Revolucionario Moderno acaba de aprender una dura lección con el caso de Yamil Abreu Navarro, y en el espejo de ellos deben de verse todos los partidos.
Si bien el acusado seguramente podía tener un acta de no delincuencia puesto que no tenía ningún caso activo, no menos cierto es que los rumores tenían años y no había que investigar mucho.
Los partidos no son responsables de sus miembros, pero se espera que sus representantes sean probos y pasen algún tipo de filtro y si estuvo en una boleta los representaba, si no cualquiera podría aspirar sin el engorro de tener el país que pagar sumas millonarias a esas organizaciones para que sirvan de plataforma de aglutinamiento para liderazgos.
Todos los partidos políticos deberían ser menos populistas y ser más cuidadosos, no solo de a quiénes reciben en sus filas si no de quiénes llevan en sus boletas.