El presidente Luis Abinader ha decidido casarse con la gloria o al menos intentarlo y, reivindicar a las víctimas del trujillato, contar nuestra historia reciente como una forma de luchar contra el autoritarismo que nos dejará de herencia el sátrapa y que se cuela en cada aspecto de nuestra vida en sociedad, y se nota en la nostalgia con que desde la ignorancia opinamos, «aquí se necesita un Trujillo»
Y sí desde la ignorancia en la que vive un país que no persiguió complices, que no pasó factura y que prefirió una «transición» dizque suave y que permitió que delincuentes, ácolitos, sociopatas, torturadores y todo aquel que hizo su fiesta durante, después se limpiara, se enquistara en la sociedad y que lavaran su dinero, su cara y su honra en el bendito olvido, y hoy tenemos la sociedad que tenemos, donde el dinero lo compra prácticamente todo y donde el castigo moral ni siquiera existe, porque ese, ese también se compra.
Dicho esto, resultó extraño despertarnos con la noticia de los problemas que atraviesa el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana debido a la falta de pago del Ministerio de Educación, al parecer tambien hay lucha por el control del mismo o con eso se justifica, pero un gobierno no puede decir hoy que lucha por una cosa y al otro día, salir en todos los medios que abandona dicha cosa a su suerte.
Ojo con eso.