
La montaña pario un bigañuelotaña
Ramon Victoria Molina. MA.
Fue tanta la publicidad, altisonante la palabrería confusionista y grandes las expectativas creadas alrededor del encuentro del “Frente Opositor”, que algunas personas llegaron a pensar que la montaña pariría un gigantesco elefante, un imponente rinoceronte o un melenudo león.
Se llegó a decir que el lunes temblaría la tierra, ante el anuncio que la oposición daría a conocer, por boca del bergante de frondoso bigote.
No fueron pocas las personas que llegaron a creer que los opositores se habían puesto de acuerdo, para presentar un solo candidato para competir en primera vuelta.
Llegó la fecha indicada y tras un paneo de rostros tristes, desesperanzados y poco amigables, el vocero designado hizo el anuncio.
Informaron al país que asistiría cada partido con su propio candidato, abriendo así, las compuertas de una fiera competencia por llegar a la meta electoral en segundo lugar, que es lo mismo que decir, primero entre los perdedores.
No puede haber un mensaje de mayor desesperanza que ese, de querer encabezar a los fracasados. Los rostros allí presentes eran un poema de frustración y desencanto.
Ahora, el panorama opositor se caracteriza por una voraz competencia entre los derrotados. De esos que de antemano han reconocido su fracaso y que asisten a la guerra con el revés en las manos
Pienso que el viaje de estos señores será muy corto y no creo que leguen ni siquiera a conciliar el sueño, porque desean la derrota de sus compañeros de ruta, con más ardor que la de su verdadero adversario.
La montaña hizo lo suyo, respondió con prontitud a los clamores de sus feligreses, sólo que en vez de parir la imponente criatura que esperaban, en cambio sólo les ha devuelto un miserable vigañuelo.