Esta es tal vez la primera vez que la democracia estadounidense enfrenta un verdadero reto, aclaramos que no es la primera vez, que hay rumores de fraude o de manipulación del electorado se habló con John F. Kennedy, se habló cuando George W. Bush (hijo), hace 4 años se acusó a los rusos de interferir, y se pudo probar incluso el uso de datos de Facebook para manipular la psiquis y los peores miedos de los votantes más conservadores.
Pero sí es la primera vez que un candidato (hasta nuevo aviso) no decide ser políticamente correcto y baja la cabeza ante el daño hecho, más allá de si las acusaciones de Donald Trump son reales o no, el reto es ver si la sociedad norteamericana está dispuesta a revisarse y hacer lo que en cualquier país que se precie de democrático se puede hacer, revisar sus votos, en un sistema que además es sumamente complejo y que debería de revisarse a futuro puesto que las condiciones que orillaron a los padres fundadores de esa nación a escoger este método de votación, ya no existen y está dando lugar a sin sentidos como el que un candidato saque más de 4 millones de votos que su contrincante y aún pierda.
Se puede decir que no son cuentas de nuestro rosario lo que hagan o dejen de hacer, pero siendo el patio como de hecho lo somos, estamos compelidos a dar seguimiento estrecho a lo que allí sucede, porque cuando a ellos les da gripe a nosotros nos da Covid-19.