Maduro jura ante Tribunal Supremo como presidente hasta 2025

Por pregoadmin

CARACAS (AP) — Nicolás Maduro prestó el jueves juramento ante el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela y dio inicio así a su segundo mandato presidencial.

Maduro comienza su controvertido segundo sexenio con una creciente presión internacional y una crisis sin precedentes que ha desatado una de las mayores migraciones de la región.

Ante una treintena de magistrados y otras autoridades civiles y militares y con la presencia de sus pares de Bolivia, Cuba, El Salvador y Nicaragua el gobernante, de 56 años, prestó juramento en uno de los salones del máximo tribunal.

Maduro arribó al palacio acompañado por la primera dama Cilia Flores y fue recibido por un desfile militar y el canto de jóvenes integrantes del estatal Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles.

La sede de la ceremonia en el Tribunal Supremo en un hecho inédito y un abierto desafío a la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, que sostiene que la reelección de Maduro es ilegal y le advirtió que de asumir estaría usurpando el Poder Ejecutivo.

Al explicar las razones que llevaron a Maduro a jurar ante el Tribunal Supremo y no en la Asamblea Nacional, como establece la constitución, el presidente del máximo tribunal, Maikel Moreno, dijo que el Congreso “se encuentra en desacato” a las decisiones del Poder Judicial y en consecuencia “todos sus actos son nulos”.

Desde la mañana varios cientos de seguidores del gobierno y empleados públicos, con sus características camisetas rojas, se concentraron en los alrededores del máximo tribunal, ubicado noroeste de Caracas, para acompañar al mandatario en la ceremonia.

Las autopistas y avenidas de la capital venezolana amanecieron con escasa presencia de vehículos y transeúntes y en algunos puntos de la ciudad se observó la presencia de efectivos de la policía nacional custodiando las vías. En los postes de algunas calles fueron colgados pendones con los colores de la bandera venezolana y la frase “Yo soy presidente”.

Entre banderas venezolanas y pequeños carteles con el dibujo del rostro del gobernante y la leyenda “Maduro usurpador”, un puñado de opositores se concentró en una vía del este de Caracas para protestar.

Con el rechazo de la mayoría de sus vecinos de la región y la Unión Europea y el apoyo de estrechos aliados como Rusia, China, Turquía, Irán, Cuba y Bolivia, el mandatario izquierdista debe lidiar desde el primer día de su segundo gobierno con más cuestionamientos y presiones de la comunidad internacional.

El politólogo y profesor universitario Carlos Romero estima que las presiones externas podrían traducirse en mayores sanciones, que según los expertos complicarán las ya debilitadas finanzas del gobierno y limitarán las posibilidades de acceder a dinero fresco e inversiones extranjeras que son urgentes para levantar la golpeada economía.

Romero dijo que la dura postura asumida contra Maduro por Estados Unidos, la Unión Europea y el llamado Grupo de Lima -que integran Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía- presagian tiempos de “mayor conflicto”.

“En ningún momento se asoma cualquier posibilidad de mediación, de negociación, de búsqueda de una solución pacífica y democrática de esta situación”, afirmó el analista. Consideró, asimismo, que el llamado a promover un diálogo entre las partes que asomó la semana pasada de parte del gobierno de México aún resulta muy débil. México fue el único integrante del Grupo de Lima que no respaldó la declaración de desconocimiento del nuevo mandato de Maduro.

Maduro rechaza que se lo catalogue como un dictador y desacredita los cuestionamientos de la oposición y la comunidad internacional al proceso electoral del 20 de mayo en el que alcanzó la reelección. “Tenemos una legitimidad poderosa, histórica, pero además tenemos una legitimidad concreta de votos”, señaló la víspera.

“Tenemos una democracia fuerte”, sostuvo el mandatario y anunció que durante su segundo mandato se concentrará en “impulsar los cambios que le hacen falta a Venezuela” para alcanzar la prosperidad económica, aunque no ofreció detalles.

Venezuela está sumida en una profunda crisis económica y social con una hiperinflación de siete dígitos y una fuerte recesión que se ha extendido por cuatro años consecutivos. Las dificultades económicas han desatado una masiva migración de venezolanos en la región que Naciones Unidas estima en unas 3,3 millones de personas.

A ese escenario adverso se suma la postura de mayor confrontación contra Maduro que emprendió a partir del 5 de enero la Asamblea Nacional, que se asume como ”único poder legítimo electo” y que amenaza con iniciar este año un “proceso de transición” para renovar los “poderes usurpados” que podría incluir la presidencia.

Pero los analistas ven muy lejana la posibilidad de que la crisis venezolana pueda aplacarse o resolverse en los próximos años y prevén tiempos más difíciles en la nación petrolera.

“Esta crisis es crónica, eso no se va a detener”, afirmó el jurista y profesor universitario José Ignacio Hernández a The Associated Press. “Eso va a seguir eventualmente más rápido y lo único que va a pasar en ese sentido es que la tragedia humanitaria en Venezuela va a ser cada vez mayor”.

La ONU proyectó que para este año cerca de dos millones de personas más podrían emigrar de Venezuela hacia diferentes países de la región. Asimismo, el Fondo Monetario Internacional estima que en 2019 la hiperinflación podría acelerarse y alcanzar 10.000.000 % y mantenerse la recesión económica.


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