Giuliani, Bratton y la lucha contra la violencia y la criminalidad en NY

Por pregoadmin


Por Juan Cruz Triffolio
Sociólogo – Comunicador Dominicano

Rudolph Giuliani ha sido estigmatizado como la figura estelar en el diseño y la ejecución del programa que permitió reducir la violencia y la criminalidad en la denominada Gran Manzana.

El ex alcalde de La Babel de Hierro es proyectado como una pieza clave a tomar en consideración cuando se pretende bajar los índices de violencia, delincuencia y muertes violentas en las áreas urbanas atacadas despiadadamente por los referidos flagelos.

Sus consultas lucen ser imprescindibles por parte de algunos estadistas y aspirantes a asumir el solio presidencial, llegando sus supuestas o reales acciones en el área neoyorquina, a ser proyectadas como una especie de panacea inexorable frente los problemas anteriormente mencionados.

Prevaleciendo ese criterio generalizado, se explica, hasta cierto punto, la reciente visita realizada por Giuliani a la República Dominicana, respondiendo a una gentil invitación formulada por el licenciado Luis Abinader Corona, aspirante a la candidatura presidencial de la nación, representado al Partido Revolucionario Moderno –PRM-.

La alta valoración, como apaciguador, que actualmente goza el renombrado político norteamericano, en los predios perremeístas, es de tal dimensión que, el parsimonioso Abinader Corona no ha perdido tiempo en resaltar, a viva voz y con evidente orgullo, que Rudolph Giuliani es su eficiente asesor en la materia referente a enfrentar con prontitud la delincuencia y sus huellas colaterales en esta media isla del Caribe.

Aunque a simple vista, la intención y el interés proyectan ser valiosos no obstante, en ánimo de que prevalezca la verdad histórica y a fin de evitar abrazarnos con la quimera, tal vez resulte prudente conocer a fondo lo que en realidad aportó Giuliani y cómo fue posible materializar el plan de devolver la tranquilidad y la seguridad ciudadana en las populosas y bulliciosas avenidas, calles, estaciones de trenes y parques, entre otros puntos estratégicos donde tiende a concentrarse o transitar una considerable porción de la población de La Gran Manzana.

Lo primero a interiorizar es que tanto la real estrategia como la aplicación del método a seguir en el proceso de pacificar y generar seguridad entre los neoyorquinos resultó ser una iniciativa de William J. Bratton, quien para entonces se había convertido en “el paradigma de lo que debe ser un jefe de policía”.

Así lo afirma el destacado periodista, analista político y académico Raymundo Riva Palacio, autor de la interesante obra La Segunda Fuga del Chapo: Crónica de un Desastre, quien además subraya que “Bratton fue contratado en los noventa por el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, quien no sabía qué hacer con la violencia”.

En aparente interés de dejar precisado el perfil del oficial escogido por Giuliani, el referido escritor manifiesta que “Bratton había ganado fama como jefe policial en Boston, donde redujo los niveles de criminalidad” y que el entonces gobernador de Nueva York “recurrió a él para salvarlo políticamente”.

Destaca Raymundo Riva Palacio, al referirse al método empleado para alcanzar sus metas que “En Nueva York instrumentaron la famosa política de “tolerancia cero”, donde cualquier delito, por menor que fuera, sería castigado”.

De igual modo, recuerda el periodista y autor mexicano, que “Los resultados fueron tan sorprendentes que Bratton –no Giuliani, destacamos nosotros-, fue invitado a hablar con el equipo de del presidente Ernesto Zedillo”, en un momento en que “los secuestros y la criminalidad parecían como si tocara a cada una de las familias mexicanas”.

Recuerda Riva Palacio, como para dejar más claro y preciso el rol jugado por Bratton que, el entonces jefe policial, al ser cuestionado en torno a su accionar, explicó en aquella ocasión que “en Boston y Nueva York, en términos de lucha contra la criminalidad, no había hecho en un principio nada salvo trabajar las percepciones”.

De qué manera..? Eso, prometemos, será material de otra exposición. Por el momento, vale resaltar que la descripción hasta ahora realizada tan sólo busca ser la expresión de un acto de justicia ante los aportes de un jefe policial, a quien no siempre le reconocemos sus importantes contribuciones en la lucha contra la criminalidad y el crimen en la Ciudad de los Rascacielos.

Con lo anterior expuesto, bajo ninguna circunstancia, se procura dejar de aquilatar positivamente la decisión del ex alcalde Rudolph Giuliani, quien si bien no parece ser el ente operativo protagónico, ganó méritos incuestionables al escoger con certeza un agente policial tan eficiente y experimentado como William J. Bratton, al tiempo que aportar la confianza y los recursos logísticos necesarios.
Siendo así, para ambos esforzados ciudadanos norteamericanos, vayan desde acá nuestras congratulaciones.


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