La tercera fuerza política del país, el Partido Revolucionario Dominicano cierra un ciclo con la sentencia emitida ayer por el Tribunal Constitucional donde da por zanjado con ganancia de causa para las autoridades actuales, la cuestión de la legalidad de sus autoridades y los procesos por el cual fueron escogidos.
El PRD vivió tiempo difíciles en los últimos meses, tras una sentencia que favoreció a una parte de dirigentes de ese partido y que casi dejaba sin autoridades a ese partido y en riesgo de no poder participar en las elecciones, (todos vimos boquiabierto a un Jorg Prats indignado soltar un San Antonio en Pleno tribunal), obligándolos en una carrera contra el tiempo a repetir todos y cada uno de los procesos realizados en los últimos años, esta vez con la supervisión estricta de la JCE siendo el primer partido dominicano en probar los nuevos equipos de la misma.
Esperamos que el nuevo PRD se remonte sobre las diatribas e inicie una nueva era de concordia y unidad que le permita recuperar sus lugares cimeros en un país que 21 años después aún llora al fenecido líder de esa organización política José Francisco Peña Gómez, y que además no debería quedar atrapado en el bipartidismo, más partidos fuertes redunda en más democracia y en más opciones electorales para todos y cada uno de los dominicanos.
Pero, por lo pronto se salieron debajo de tremenda patana.