Domingo Rojas tilda de farsante e hipócrita a Monseñor Osoria

Por pregoadmin

El Pregonero. Santo Domingo.-El abogado Domingo Rojas Pereyra, definió como “un gran farsante y un ser mezquino”, digno de haber dedicado su vida y vocación a la actuación y no al sacerdocio, al Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, Francisco Ozoria, quien ayer pidió durante un encuentro de adviento que sostuvo con el clero de la iglesia, a los sacerdotes continuar orando por la salud del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, que se encuentra ingresado, desde hace varios días, en el Centro de Diagnóstico y Medicina Avanzada (Cedimat), tras haber sufrido una caída y fracturarse la cadera por lo cual tuvo que ser intervenido quirúrgicamente.

En tal sentido el jurista, expresó: “todo el mundo en este país, en la Nunciatura Apostólica, en las comunidades de base de la iglesia y hasta en la Santa Sede, sabe que Francisco Ozoria es enemigo jurado de nuestro amigo y mentor, el Cardenal López Rodríguez y es quien ha estado tras bastidores orquestando y dirigiendo la fracasada campaña de descrédito que se ha pretendido montar desde que el Cardenal pasó al retiro al convertirse en emérito; tratando vanamente, de marchar la honra y trayectoria de un hombre que ha entregado su vida entera, a Dios, a la santa madre iglesia, a hacer el bien, a la juventud, a los feligreses, a sus familiares y a sus amigos.

Y nosotros como católico, no podemos ver impávidos e indiferentes que nuestra iglesia, esté dirigida en los actuales momentos su diócesis más importante por una persona, que ha llegado al extremo de la perversidad al fomentar una campaña de calumnias e iniquidades como la de atribuirle perversamente una serie de inexistentes inconductas a Su Eminencia Reverendísima, y llegar al extremo de hasta ligar al Cardenal con una dama con la cual supuestamente mantuvo una relación sentimental, tan solo por hacer  leña del árbol caído.

En ese sentido Rojas Pereyra, afirmó, que “el actual Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, en vez de tratar de “hacerse el gracioso y piadoso”, solicitando de forma hipócrita al clero orar por la recuperación de López Rodríguez, lo que debería hacer es un acto de constricción y pedir perdón a Dios, a la iglesia y a López Rodríguez, por todos los pecados en que ha incurrido, al dejarse arrastrar por el odio, la envidia y el resentimiento que han brotado desde lo más recóndito su alma contra el príncipe de la iglesia católica.

Al tiempo de advertirle que López Rodríguez tiene y tendrá más allá de su desaparición física, defensores de su legado sacerdotal, episcopal y humano, los cuales como en nuestro caso, siempre estaremos prestos a enfrentar a aquellos dentro y fuera de la iglesia que pretendan denostar o empequeñecer, más allá de la villanía y a los enemigos gratuitos del triunfo ajeno”.


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