Parecería que Danilo Medina decidió que ya terminó su carrera política, decimos así puesto que está tomando una serie de decisiones impopulares, odiosas, extemporáneas e inexplicables.
Desde otorgar un permiso de aeropuerto con exensiones fiscales incluidas, siguiendo por inaugurar un proyecto ya vetado por otro poder del Estado, poder dicho sea de paso que tiene primacía sobre el que él representa puesto que todos estamos supeditados a su imperio, continuando con decretos de pensiones, nombramientos de miembros del servicio exterior, anulación de nombramientos y el colofón, por supuesto, el otorgamiento de la ciudadanía dominicana a un grupo importante de ciudadanos haitianos.
Hacer juicios de valor de la legalidad e idoneidad de estas decisiones es materia de los abogados y tribunales, pero…¿son oportunas? Pero parecía que no era suficiente con todo lo anterior, tampoco participará en el discurso a la nación del nuevo presidente, primera vez en 42 años, ni siquiera Joaquín Balaguer con todos sus achaques se atrevió. Danilo Medina se escuda en el Covid-19, pero eso no le ha impedido hacer visitas sorpresas e inauguraciones.
¿Sus decisiones parecen del que hasta hace poco era el presidente más popular de América Latina ? Más bien, parece el retiro de alguien a quien la soledad del poder le pesa y le pasa.